El agua: A pagarla o a regarla

AGUA
El precio mas barato lo tiene Villahermosa. Si veo la foto, ¿Me alegro o me indigno?

¿Privatizar el agua? Puesto en esos términos sin profundizar en explicaciones fundamentadas suena:

*Tétrico para la izquierda (nomás por la palabreja privatizar).

*Ambiguo para la derecha (segura que se puede hacer negocio, pero nomás para los cuates).

*Facilitador para los gobiernos (que no sólo seguirán cobrando, sino también podrán dejar el negocio para sus cuates).

*Confuso para los ciudadanos: ¿Me aumentarán los precios? ¿Me cobrarán por todo? ¿Me beneficiará? ¿Saldrá el agua limpiecita en mi casa y mi oficina? (Así es: Una persona reclama a nombre del beneficio social pero pensando en su único e individual beneficio).

No hace falta repetirlo, pero lo diré: En México, el pernicioso truco de toda reforma es su sesgo corrupto y corruptible. Incluso hoy, cuando existen organismos (INE, IFAI, IFT, etc) que parecieron haber nacido para legitimar el robo y no para evitarlo/perseguirlo/castigarlo.

La cuestión es cómo se privatiza y qué resulta de los propios esquemas implementados por el Estado.

¿Se necesitaba privatizar la empresa telefónica del Estado? Claro: Su servicio era pésimo, su atención mucho peor que el que hoy nos hace esperar en línea, sus instalaciones obsolescentes, sin mantenimiento ni crecimiento. ¿Se le tenía que regalar a Slim? No.

Tampoco se le tenía que vender IMEVISIÓN a Ricardo Salinas Pliego, Ferrocarriles Nacionales a 5 consorcios ni el Banco de Crédito Hipotecario a Carlos Cabal Peniche.

Siempre existe sordera y ansias de opacidad por parte de toooodos los gobiernos, de toooodos los partidos (y lo recalco para que vayan a su casa a decirle, tooooodos, que tal o cual sí va a hacer la diferencia) e incluso de los empresarios urgidos de la bendición licitadora.

Y pasará con el agua: Lo que se reforme invariablemente se echará a perder por la mano corrupta del Estado que necesita de esas mismas reformas.

Llevar el agua a la casa, la escuela y el trabajo –y que además salga transparente y realmente potable– cuesta dinero. Muchísimo. Más en aquellas ciudades donde escasea con frecuencia.

Por esa razón no sólo se fija la tarifa mensual por su consumo: También hay multas si se sorprende a alguien desperdiciándola. Mejor aún: Hay horarios para su distribución, así que la gente la almacena, casi sin problemas, en algunas ciudades.

Aun suponiendo que no se privatice su infraestructura –no el líquido-, cualquier gobierno eventualmente tirará la toalla: Gasta mucho más de lo que cobra.

Ya lo hacen algunos y por eso vemos agua de menos calidad, la red del mismo tamaño y las mismas dimensiones, fugas de todo tipo cada día en cualquier localidad. No nos lo dicen, pero no les alcanza, así que nos dan el servicio que pueden.

Los diputados y senadores del Verde Oportunista pueden vanagloriarse de subir el derecho al agua a rango constitucional: No aportan un solo peso de sus descomunales ingresos a mejorar la prestación del servicio, como hoy no lo hacen para salvar a todos los animales que prohibieron y que los circos deben desechar.

Veamos Villahermosa: Una ciudad con las mayores reservas de agua dulce y el precio más barato del país, y de las pocas con su infraestructura del agua municipalizada.

Tan sólo mantener todo su equipamiento le cuesta 320 millones de pesos cada año. La mayoría provenientes de recursos federales.

Eso sin contar si debe darle una manita de gato a algún cárcamo o meter algunos metros de tubería. Cada pequeñez le sale en 150 millones, por lo menos, e igualmente con dinero federal.

¿A cuánto asciende el dinero que los morosos le deben? 630 millones de pesos. Gente que debe de un mes a 18 años de consumo de agua, que debe desde 90 hasta 25 mil pesos.

¿Por qué no pagan? Misterio, por lo menos en los casos en que no se adeuda demasiado. Recibir un metro cúbico, mil litros de agua, cuesta 83 centavos.

83 centavos por extraer el agua de ríos, lagunas y mantos freáticos –lo cual no se hace aquí-, llevarla a la planta para ponerla dentro de lo que exige la Norma Oficial Mexicana, distribuirla a cada uno de los consumidores, deban o no deban porque sólo aquí no se les puede “cortar el agua”, colectar sus aguas negras, trasladarla sin riesgo sanitario a su planta de tratamiento –que aquí no existen– y verterla a los ríos. Ah y, por supuesto, desalojar el agua de lluvia, evitando así encharcamientos e inundaciones –lo cual no sucede siempre-, y utilizar, de alguna forma, esa agua más o menos pura, o bien, verterla también a ríos y lagunas.

Todo lo que implican los 83 centavos son instalaciones, tuberías, alcantarillas, maquinaria, personal, siempre listos y perfectos para las 24 horas de los 365 días del año, que es el horario de distribución de Villahermosa.

Asumamos que con el “ahorro”, el gobierno obtendría recursos para lo anterior. ¿Dónde ahorrar?

Si se quedara únicamente con empleados sindicalizados, religiosos cumplidores de sus turnos de 8 a 3 y de lunes a viernes, menos puentes y vacaciones pagadas, una fuga tardaría 4 semanas en repararse.

Sin sarcasmos: Eso tardó solamente sustituir un alcantarillado de metal, uno sólo de esquina a esquina, por uno de concreto el años pasado.

Tampoco el egreso se reduciría, pues cada año hay que aumentarles prestaciones y bonos, pero sin aumentarles tiempo de labores.

Ni hablemos de incremento en la tarifa, no importa si ésta es la misma de hace 20 años y no se ajusta a la realidad inflacionaria. La sola mención de la palabra incremento suscitaría bloqueos de calles.

“¿Qué necesidad?”, dice el gobierno, “Démosles la misma agua, de la misma mala calidad pero al mismo precio, porque tampoco nos dejan atraer inversionistas”. Y si atraen, resultan ser los amigous.

Como vemos, por lo menos en Villahermosa, la simple idea de ajustar cuotas conlleva costos políticos que ninguno, a derechas e izquierdas, querrá facturar. Quien hoy de Oposición proteste por ello, mañana en el Gobierno lo impulsará el Congreso.

Resultaría más sencillo privatizar el servicio.

Lógicamente, se encarecería. De entrada, abandonar el irreal precio de 83 centavos por metro cúbico. Cobrar por reparaciones de fugas u obras nuevas, como colocación de tuberías, así como por el mantenimiento de plantas, cárcamos, etc. Y suspensión, cómo no, a los malapaga precisamente para obligarlos a pagar, pues la ley no dice que sea gratuita.

En reciprocidad y en teoría, un agua de mayor calidad, quizá literalmente potable, cero fugas o colapsos de calles, reciclaje de aguas negras y pluviales, ríos, lagunas y subsuelo menos contaminado, sin multas por desperdicio (¿Para qué? Si se cobraran 50 pesos por cada litro mal usado, ¿Quién se atreverá a hacerlo?), reparaciones inmediatas, casi el paraíso.

Pasado mañana no, sino en 20 años, porque se trata de empresas, no de San Judas Tadeo, y por una cuota variable de entre 200 a 500 pesos al mes, depende del consumo y los servicios adicionales.

De paso: Con una competencia abierta de proveedores, quizá la ciencia y la tecnología nos den opciones mejores y más baratas, Chi lo sa.

No, señoras y señores, el problema no será privatizar, sino el engendro que muy probablemente saldrá de esa privatización: Un oligopolio de brothers que sólo crezca los precios sin mejorar el abasto y la calidad, y especule con la extracción de agua subterránea y los terrenos acuíferos, y termine en la quiebra por su pésimo modelo de negocios, y tenga que expropiarse de nuevo sin sancionar a los dueños así enriquecidos, y de nuevo la escasez y la turbiedad y la morosidad.

A eso, hasta yo me opongo.

 *Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Del humor y otros disensos

“Si el humor ofende es problema del ofendido”.

Milan Kundera.

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Feodor Chaliapin Jr. en la piel de Jorge de Burgos, personaje de El nombre de la rosa, de Umberto Eco

Existen columnas especializadas en espectáculos lamentando que en los principales canales de TV no haya una barra de comedia regular, cosa que lamento también, aunque deploro más que sus autores ignoren –o pretendan ignorar– que la censura actual sobre la comedia en señales abiertas de televisión responde a 3 razones, todas ellas igualmente deplorables:

A).– La comedia siempre ha sido el enemigo sentimental número 1 de los tiranos (intelectuales, políticos, ideológicos, etc.), básicamente, por su gran influencia entre la gente.

Con el retorno a la democracia en 2000, se abrieron propuestas de crítica política de mucho mayor alcance –¿Quién lo niega?- que las editoriales periodísticas.

De ahí que, en cuanto los priistas recuperaron el poder, fulminaron dichas expresiones en medios masivos. Lo poco que vemos hoy (independientemente de su valor intrínseco y del subjetivo gusto que se comparta o no) ni siquiera es humor inteligente.

B).– Estrategias mediáticas. Llenar una barra de 5 programas de comedia (cuya sustentabilidad financiera queda en entredicho desde antes de iniciar) cuesta 2 veces y medio más que una telenovela.

También, y pocas veces se menciona, existe la estrategia de “migrar” contenidos de la TV convencional a la digital.

Después de todo, si Netflix, gracias a trancazos como House of cards, está generando millones de dólares y premios de crítica, ¿Por qué no apostar por esta clase de plataforma dándole allá lo que acá se quite?

C).– Nos volvimos “reinas del drama”, defensores de lo políticamente correcto, “con razón o sin ella”, susceptibles de todo halago y toda crítica, cultores de la contradicción obvia entre la libertad de expresión y la supresión de la misma.

Erigimos al mundo digital en una Santa Inquisición que haría las delicias de Lucio III, Papa que hace más de 830 años germinó su versión medieval de policía del pensamiento.

 ***

-Mamá, mamá, ¿Cuándo se me va a quitar el cáncer?

-Pronto hijo. Ya le faltan pocos likes a tu foto de Facebook.

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 Lo reconozco: Tuve que fletarme todo el discurso, tan mediocre y repetitivo como el de cualquier otro político, de Francisco Kiko Vega, el gobernador de Baja California, para el Día Internacional de la Mujer.

No creo que este panista no tenga en su nómina algún asesor o asesora, pues todo hombre y mujer de poder los tiene bajo la premisa de que lo auxiliarán para que no la cague.

Así que el fragmento escandaloso, donde se limita a cambiar el tono de su discurso para jugar a autopariodiarse como un conservador machista ni siquiera tiene que sacarse de contexto.

Bastan nuestras pieles sensibles para dejar de ver lo que fue (una rutina cómica) y pedir la excomunión en tribunas mediáticas y legislativas.

Me dio mucho más risa oír hablar a mujeres de todos los partidos en el Congreso, no como si fueran las diputadas con fuero y altos salarios en busca de su próximo cargo, sino desprotegidas campesinas de Guerrero en busca de sus hijos desaparecidos.

¿En serio? ¿Era para tanto? Puede o no gustar su Stand up, pero ¿Valió la pena tanta morcilla? ¿Cambió la situación de las mujeres en Baja California, en México? ¿Las mujeres del Congreso, en bloque, hicieron algo más que sólo quejarse?

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 Un sordo, un ciego y un cojo van por una calle, hasta que, de repente, el sordo se detiene.

-Oigo algo –dice.

-Ya los vi: Son unos sicarios –dice el ciego.

-¡Corramos! -dice el cojo.

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 Rodner Figueroa. Un animador de TV del que jamás hubiera oído hablar sino fuera porque hizo un comentario hilarante sobre un hombre mal caracterizado de Michelle Obama.

Podría seguir sin conocerlo si no fuera porque Univisión –cuyos contenidos tampoco alientan del todo la diversidad, la multiculturalidad y la tolerancia-, un medio libre e independiente como todo medio que se precie de serlo en Estados Unidos, procedió a su despido fulminante por ese comentario sobre la Primera Dama.

(¿Ya lo ven? En todos lados de cuecen habas y parece no importarnos).

No lo mencionaría de no ser porque Rodner tuvo que emitir un comunicado disculpándose de su chiste –no, por supuesto, de su calidad sino por cómo lo interpretaron– y suplicando no sólo que lo tildaran de racista –¡Racista, un “afrolatino”, por Dios!-, sino que no amalgamaran su error personal con los juicios a su comunidad.

Nos ofendió su chiste, pero no pareció ofendernos las consecuencias de carecer de sentido del humor.

¿Y si la Primera Dama hubiera sido blanca y republicana? ¿No clamaríamos, donde y cada que pudiéramos, contra el Imperialismo Yanqui por su trato a los inmigrantes hispanoamericanos y a su población negra? ¿O contra los medios “plegados a los intereses de Washington”?

 ***

 Un bolillo y una tortilla corren por las calles de La Habana seguido por una turba de cubanos famélicos.

A la vuelta de una esquina, miran a un filete de res bronceándose al sol muy quitado de la pena.

-¡Corre, bistec! -le gritan al pasar- ¡Que te comen, chico!

-¡Ja! Corran ustedes –replica la carne-: A mí ni me conocen.

 ***

No mencionaré a Charlie Hebdo ni a El Jueves ni a El Chamuco ni a los cartonistas en lo individual ni las presiones (económicas, políticas, físicas) que padecen por su postura no sólo política, sino sobre todo humorística. Lo saben de sobra.

Nuestro actual mundo digital no sólo nos conecta y nos informa, sino que incluye sus juicios, sus leños para la hoguera, sus condenas para los herejes.

Este Santo Oficio mejorado no tiene que untar aceite hirviendo en las piernas para una confesión ni convencer a nadie en juicios públicos. Resulta suficiente con ser masivo para exterminar prestigios ajenos al por mayor.

Estableciendo por anticipado de qué lado está, extiende la misma dinámica de los medios convencionales: Aplicar el sesgo de unanimidad (falacia por la cual si los demás lo dicen debe ser cierto) y enviar una aplanadora verbal y gráfica que no da margen de réplica ni de independencia frente a la feroz necesidad de sumarse a la ola.

Una mentira sostenida por la mayoría no deja de ser una mentira, habla la lógica. Y contemplar el actual clima de linchamientos digitales, sobre todo contra las gracejadas, implica una exagerada carencia de lógica en una Era así llamada “del conocimiento”.

Nada menos inocente que el humor para señalar las hendiduras de nuestra realidad, cierto. Nadie más ingenuo que “los ofendidos” por creer que, con sus métodos, la pervertirá, es decir, la cambiará para mal.

Y me preocupa que “los ofendidos” nos estamos convirtiendo en esa “mayoría” fácil para propalar la mentira y el odio gratuito, todo a nombre de la necesidad de expresarnos.

Porque, aclaro, aquí no se cuestiona la libertad de expresión ni de conciencia: Tienen el mismo derecho a existir y a opinar  tanto Guillermo de Baskerville como Jorge de Burgos, personajes de El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco que explora en paralelo la relación -y la lucha- entre la razón y el humor contra el fanatismo y la «seriedad».

Se cuestiona aquí justamente lo que Eco relata ahí: El “ofendido” Jorge clama, manipula e incendia una biblioteca en pos de exterminar unos de muchos sustentos filosóficos de la risa. ¿El horror? Que triunfa, no sin complicidad, a costo de vidas humanas.

 ***

En el convento…

Obispo: Ya sabe, Madre Superiora, la esperamos a usted y a todas las monjas y novicias de su claustro para las fiestas patronales.

Madre Superiora: Por supuesto, Su Excelencia, ahí estaremos sin falta.

En la curia…

Madre Superiora: ¡Pero, Su Excelencia! ¡¿Qué hacen usted y todos estos curas desnudos?! ¡¿No dijo que eran las fiestas patronales?!

Obispo: Sí, Madre Superiora: Pa’ tronales el culo.

 *Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Excélsior, Tabasco HOY, MVS y un servidor

A todos los colegas en la misma situación de Carmen Aristegui

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Pregunta especializada: Cuando les imparten Historia del Periodismo, ¿Les hablan de este episodio? No, qué triste. Sí, entonces, ¿Por qué carajos se repite el episodio?

Desgarrémonos las vestiduras, no regateemos un solo instante el apoyo a Carmen Aristegui por su salida de MVS, juntemos miles, decenas de miles, centenas de miles de firmas en solidaridad con ella y su equipo, usemos nuestros espacios periodísticos para manifestar nuestra opinión.

Todo lo posible, mientras la realidad real es que este pleito se resolverá en los únicos tribunales válidos. No, no es la opinión pública, aunque todos los periodistas repitan la muletilla de ser la mejor: En los de la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Por lo menos a ésos acudió su servidor el día que me despidieron, sin tanto escándalo ni fraternidad, junto a varios periodistas, porque el dueño del diario en que trabajábamos, Tabasco HOY, en una posada de diciembre de 2010, se reconcilió con el gobernador con miras al proceso electoral de 2012.

Hubo foto y toda la cosa, pa’ que lo gugleen: Miguel Cantón abrazado en sus flancos por Andrés Granier y Humberto Mayans, después de 4 años de cariño mutuo durante los cuales si la Quinta Grijalva no contrataba publicidad, de las rotativas no dejaban de imprimirse reportajes de investigación, entre ellos los míos, consignando, por ejemplo, el tráfico de premios y becas del Instituto Estatal de Cultural de Tabasco y la extinción unilateral del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena.

Lo curioso es que esa práctica de despidos no sólo no era nueva (quizá sólo para los ingenuos), sino que era natural, asumida por todos los compañeros: La relación a nivel corporativo entre gobierno y dueños de medios, el chayo, el embute, tu nombre en la nómina, la pista de aterrizaje, los cambios de «línea editorial», las entradas y salidas de cuerpo de articulistas y de reporteros.

Se charla sobre ello, platillos de sorna y chisme, durante las pausas entre coberturas y asignaciones. No sé cómo sea en todas las redacciones de México y el Mundo, pero en todas en las que yo he participado, en Villahermosa y en Coatzacoalcos, en Mérida y en Tuxtla Gutiérrez, así lo atestigué.

Y se entiende: Mientras los patrones se entienden con los gobernantes, a nombre de los convenios publicitarios, el reportero sale a la calle, a sol y lluvia, a recolectar la materia prima que, junto a la talacha de editores y redactores, dará valor a esos convenios, con un salario y unos ritmos de trabajo imperdonables.

Sonaré marxista, pero ¿Qué es el jefe sin su mano de obra? Y la mano de obra, consciente que sin la pluma no hay papa, elige entre 2 y únicamente 2 opciones: Seguir honrado a la espera de una alza salarial  -a la espera que al dueño le entre la ética por las orejas- o entregarse al chayo justificado con otra consciencia: Nadie es indispensable.

En ese contexto, de prácticas corporativas viciadas, de un Estado que las tolera por sus afanes de «júbilo hervido con trapo y lentejuela», y de periodistas de todo nivel y tipo ninguneados en sus ingresos, ha navegado, navega y navegará el heroico periodismo mexicano.

Pareciera, frente a todo lo que he leído, que se ignora o se pretende ignorar esa condición de todos los periodistas mexicanos y que, a querer o no, resulta en otro factor de agresión contra periodistas (Espero que lo anoten la Comisión Bicameral del Congreso y la Fiscalía Especializada en esta clase de delitos): El laboral/administrativo/corporativo.

Como lo expuse brevemente en Twitter, Excélsior del ’76 y MVS del 2015 son igualitos en todos sus detalles: Una decisión corporativa, cuestionable o no, pero al fin interna -nadie sabe, nadie supo-, desemboca en la expulsión de periodistas críticos, que procuran deslindarse del común de la profesión no sólo en su ejercicio -textos y fotos reveladores- sino en lo personal -ni chayo ni dádivas-, y que cierran una ventana necesaria para la transparencia y el debate.

Al final, lo que me encabrona no es que vuelva a ocurrir: Es que han pasado 40 años y las circunstancias en nada o poco han cambiado para que vuelva a ocurrir. Rius lo planteó mejor: Cuando periodistas, no empresarios, encabezan los medios, más o menos hay comprensión y cuidado del personal periodístico. Y por encabezar no me refiero, por supuesto, más que a decidir con el dinero por delante. Pero ni eso ha salvado a los medios que son considerados libres, plurales, independientes, obetivos, bla, bla, bla.

Del célebre golpe a Excélsior surgieron Proceso, Vuelta y Unomásuno. ¿Qué, del Aristegazo? Quizá otro medio. Otro que, morigeradamente, perpetuará el mismo molde de todos.

Ese contexto elemental que te enseñan en la escuela (todo medio es una empresa y toda empresa requiere lana para funcionar), que hoy se quiere enterrar muy convenientemente, se sostiene y perseguirá a Carmen Aristegui o a cualquier periodista en su misma situación al medio que vaya. Y se sostiene para el resto de los periodistas que no son famosos o seguidos como Carmen Aristegui, pero que igualmente pueden ser críticos, inquisitivos, veraces.

Dicho escamoteo nos conduce a la hipocresía, en el mejor de los casos, y al silencio, en el peor. Vi la misma reacción a coro por la censura a Epigmenio Ibarra y Pablo Gómez en Milenio, pero no cuando echaron a Fernando Escalante Gonzalbo de La Razón, presionado por el dueño Ramiro Garza Cantú, presionado a su vez por Carmen Lira, directora de La Jornada, medio que a su vez no le ha temblado la mano para separarse de Rolando Cordera, Héctor Aquilar Camín y Luis González de Alba.

Y quiero verlos cuando Televisa despida a Joaquín López-Dóriga, por una «decisión interna corporativa», el día que al Teacher se le suba lo periodista y suelte un mameyazo digno de Púlitzer. Digo, si es que ese día llega. Me conformo con lo poquito que deploraron la salida de José Ramón Fernández de TV Azteca o la de Lydia Cacho de El Universal.

Porque deseo recordarles 2 cosas, señoras y señores: 1).- El periodismo no sólo es el que nos gusta, el que nos llena la mente de lo que ya sabemos y el que está de acuerdo con nosotros antes de comprarlo o sintonizarlo. Cada periodista clausurado clausura un pedazo, pequeño o enorme, significativo o irrelevante, de la libertad de expresión, ése que los medios -¡Empresas, con un chingar!- piden para todos excepto para quiénes tocan las esferas de sus intereses.

El periodismo es la chamba de cientos de profesionales de la comunicación que, al igual que el burócrata, la profesora, el sastre y la peluquera, viven de eso para comer, vestir, criar hijos y, de vez en cuando, dar un muy buen golpe periodístico. En ocasiones, con otro trabajo porque no deja. Cito: «Es una profesión mal pagada, inestable,  poco redituable, ingrata y peligrosa… pero siempre será mejor que trabajar».

Y 2).- El periodismo, incluso en el terreno de la opiníón, sólo es información, organizada y clasificada según criterios de cada empresa (o sea, medio) o colaborador. Lea lo que le guste, asuma sus conclusiones, pague por su formación editorial, lector, lectora. Pero definitivamente -y qué bueno- lo que se publica no es palabra de Dios ni está tallada en piedra ni se erige en Corte Suprema.

Sirve, y cómo no, a los principios básico de la democracia, un pilar insustituible, pero no el único ni el mejor. En principio, porque la libertad de expresión no es coto exclusivo de medios y periodistas, gozan de ese derecho todos, desde lo que no son periodistas hasta los que no son inteligentes; y, en seguida, porque es un instrumento, un espacio donde las ideas se debaten, se vertebran y vehiculan, y pueden promover acción pero que no lo son por sí mismo.

Tal vez nos incomode, pero acción es hasta que se paga una edificio, la energía eléctrica, el mobiliario, el Internet y la nómina. Que lo nieguen los medios «independientes» y digitales, que dependen de las contribuciones de su audiencia que, no lo olvido, tiene muchas y muy variadas prioridades antes que poner un peso para el medio que saldrá a defender a las calles.

Es acción hasta que se mueven -si se mueven- otros engranajes, esos sí  contundentes: Leyes, investigaciones judiciales, enroques de gabinete, sanciones, etcétera.

Así que hoy Carmen Aristegui se va de MVS, creánme, ella y su equipo volverán en otros espacios, permanecerá en los que ya ostenta, abrirá más. Librará su segundo diferendo, luego del primero muy agrio y muy largo sostenido contra Pedro Ferriz de Con, por… despojarla de sus acciones en Grupo Imagen, revelar su salario -pecado capital de los periodistas, bastante exigentes si se trata de sueldos ajenos- y vender esas partes del corporativo.

Por cierto, Pedro Ferriz de Con fue echado del noticiario nocturno de Cadena Tres y de su columna en Excélsior -2 medios del Grupo Imagen con nuevos socios, uno de ellos el tétrico Olegario Vázquez Raña- el 17 de julio de 2012, 16 días después del «triunfo» de Peña Nieto. Lo expulsaron por su posición propanista y tachar de «imbécil» al futuro Jefe del Ejecutivo federal durante la campaña presidencial. Fue el primer caído de Peña Nieto y eso que faltaban 137 días para su toma de protesta. ¿Alguien lo mencionó? Entonces, ¿Para qué sorprenderse ahora?

Y la «batalla legal» del equipo noticioso se resumirá a la recisión de contrato dentro de las oficinas de Conciliación. Porque MVS tiene absolutamente todo el derecho de ponerle reglas a su personal, pues para eso le paga; si no les gusta, hay otros medios, igualmente con «lineamientos», como El Deforma (No, no es sarcasmo), el Reforma de a de veras, Argos TV, el Tabasco HOY, etc.

MVS, como cualquier medio, prevalecerá, como lo hicieron, con menor o mayor fortuna respecto a audiencia y credibilidad, Excélsior, los Heraldos de Olegario, Televisa, Azteca, W radio, etc. ¿Cómo? Adaptándose al poder dominante, cediendo y pidiendo, formando nuevos mercados, creando nuevos contenidos, migrando a nuevas plataformas.

Manteniendo lineamientos como un método mínimo de supervivencia, pero también de identidad, pues si los medios (empresas) respetaran la libertad de expresión, simplemente no existiría ningún lineamiento (fuera del puramente técnico): Publique quien quiera, como quiera, para lo que quiera. ¿O a poco encuentras en Nexos lo mismo que en Reporte Índigo, lo mismo en Sin embargo que en Letras libres?

Lineamientos que hoy mismo, mañana, pasado mañana, pronto o tarde, costarán el trabajo a otro periodista… y continuarán el silencio y el mismo estado de cosas: Resolvamos en Conciliación lo que ya no podrás resolver mediante tu trabajo periodístico; brinca de canal en canal, de estación a estación, de impreso a impreso -o compártelos, como la propia Aristegui que malabareaba MVS, CNN, su columna-, hasta que tengas que financiar tu blog o tu online; plégate al poder en turno, al de tu geografía al menos, para que puedas despotricar contra otros poderes; y zozobra siempre, porque no importa si tu esfuerzo de detective se reconoce públicamente: Sólo eres un empleado más.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Tú, ¿Matarías a estas bellezas?

Tugce Albayrak 3
Tuğçe Albayrak

De todas las formas de violencia contra las mujeres, la que menos entiendo es el asesinato. ¿No les basta, muchachos, con amueblarles un mundo opresivo, sutil o abiertamente, desde la casa hasta la comedia? ¿No les basta su constreñida madre para comprenderlo?

Ah, pero qué diablos: Existen culturas que aprueban que sus varones degraden a sus propias progenitoras; y también hay quiénes defienden esas expresiones a nombre del estúpido relativismo cultural.

Obviaré atrocidades por todos conocidas, como las que diariamente cometen talibanes, Boko Haram, el Estado Islámico, y desde hace siglos cualquier Estado islámico: Ablaciones, latigazos, mutilaciones, violaciones, lapidaciones, matrimonios comprados y la novedad: Si es lesbiana, se le empuja al vacío desde 30 metros de altura.

(¿Para qué matar a Kayla Jean Mueller, trabajadora humanitaria de 26 años, secuestrada en Aleppo, Siria? ¿No les bastó intentar extorsionar a su familia y a Washington por 7 millones de dólares –sí, en el fondo nunca es ideología, siempre es dinero-, sin lograrlo? ¿Sólo porque era estadounidense, caucásica, liberal?)

MERVE
Merve Büyüksaraç

Claro: Ciertos países, incluido México, han dado pasos legales para proteger a sus chicas, pero casi nada de pasos culturales.

Una monstruosidad reciente: Özgecan Aslan, una estudiante de psicología de 19 años, regresaba a casa en camión. Como era la última pasajera, al chofer se le ocurrió desviarse hacia una carretera desierta, estacionarse y violarla.

Cómo andarán las cosas en Turquía que ella venía ya preparada y esparció gas pimienta al rostro de su agresor.

El chofer, no conforme con el forcejeo, el spray y los arañazos en la cara, la siguió, la acuchilló y la golpeó con una barra metálica hasta matarla. Aparentemente, violó también el cuerpo ya sin vida.

Sobre el valor de la mujer –en tanto ser humano– para buena parte de hombres turcos, grita fuerte la ayuda brindada por el padre y un amigo del perpetrador.

ozgecan aslan
Özgecan Aslan

Primero, se internaron en un bosque, donde le cercenaron ambas manos –temerosos del ADN que había quedado en las uñas–; luego, la quemaron, la metieron en una bolsa y la arrojaron a un arroyo. Exacto: Como hicieron en Cocula.

Ahora, un poco de perspectiva. Sí, es cierto, hombres vestidos en minifalda salieron a las calles para protestar. La indignación por el horror contra Özgecan recorrió el país y el mundo, las mujeres, en desafío al Imán de su comunidad, cargaron su féretro, se pronunciaron contra la legislación conservadora y se dispusieron a confesar toda la violencia de que son objeto allá.

Pero, ¿Conocen el principal motivo de la furia, aparte, por supuesto, de tamaña sevicia contra una chica que, pese a gozar de una beca, trabajaba –y cuyos padres habían regresado a trabajar- para pagarse sus estudios?

“La sociedad siempre busca un pretexto para pensar que la mujer en el fondo tenía cierta culpa. En el caso de Özgecan no hay disculpa: Sólo se subió a un minibús para volver a casa. La muchacha no había bebido alcohol, el asesino no era su novio, ella no se había aventurado a la calle sola de noche y ni siquiera llevaba minifalda”, arguye Aysun Eyrek, activista.

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Érika Kassandra Bravo Caro

Es decir, y ella misma lo reconoce lo que escribí líneas arriba: En otras circunstancias –y quizá quitando el asesinato-, se hubiera tomado como cualquier otra de las más de 60 mil agresiones contra mujeres que se registran* cada año en Turquía.

Una más como ésta: En enero, la Fiscalía turca arrestó y pidió 2 años de cárcel para su Miss 2006, Merve Büyüksaraç, por el delito grave de parodiar la letra del himno nacional, satirizando al gobierno islamista del presidente Recep Tayyip Erdogan, postearlo en su Instagram y que lo compartieran 960 mil personas.

(*Es un decir: El propio sistema de justicia turco inhibe la denuncia plena, con su consecuente secuela de amplia y machista impunidad.)

Dejemos aquellos países, lejanos y bárbaros y veamos cómo somos en la civilización occidental, donde uno crece con un machismo al menos moderado y una educación que modera todavía más ese machismo.

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Anayeli Bautista Tecpa

Asomémonos a Alemania, a un restaurante de McDonald’s, que es igual a las 300 sucursales, en Offenbach, la madrugada del 15 de noviembre pasado.

Niñas: Imagínense que están cenando con los cuates y escuchan gritos y forcejeos en el baño de mujeres, ¿Qué harían?

Incluso antes de plantearse la pregunta, una estudiante normalista de 22 años, Tuğçe Albayrak, salió corriendo al baño y defendió a un par de muchachas, de 13 y 16 años, enfrentando a su agresor y, casi sin ayuda, sacándolo del establecimiento.

Tras el escándalo, decidieron, ella y sus acompañantes, retirarse. Pero en el estacionamiento ya la esperaba el agresor con una barra metálica, le salió al paso y le asestó 2 golpes directos a la cabeza. La caída al pavimento agravó las heridas del cráneo y cayó en coma.

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Kayla Jean Mueller

Sus padres, inmigrantes turcos que supongo abandonaron su país para prosperar y darle una mejor vida a su hija, decidieron desconectarla el 28 siguiente, el día de su cumpleaños número 23.

Conociendo tan terrible destino, repito, niñas: ¿Qué harían?

De esta civilización occidental, subrayo que ningún trabajador del McDonald’s atendió el incidente; que ninguna de las adolescentes salvadas se ha presentado a declarar, siquiera por la memoria de su heroína (lo que ha desatado especulaciones sobre su participación activa en prostitución y trata de blancas); y que en un contexto de racismo islamofóbico, Berlín se negó, pese a las miles de peticiones, no sólo a entregarle una Medalla al Mérito Cívico a una alemana con orígenes árabes sino que también se reservó el derecho de condenar la depravación cometida contra Özgecan.

No olvido que su primera ministra es una mujer, Angela Merkel; pero tampoco que gobierna un país con una alta tasa de inmigración turca y musulmana. Vaya, que juega en la política al fin y al cabo.

Y si mis capacidades no me dan para entender el asesinato de mujeres, de las únicas criaturas bellas, por dentro y por fuera, que justifican la existencia en esta vida y en este planeta, menos entiendo el silencio.

El silencio por igual de feministas y de feminazis, de políticas y legisladoras, de las políticamente correctas y de las que confunden un piropo con acoso. El silencio de prestarse a un infidelidad en vez de obligar al macho a que elija a una; de las ventajas otorgadas en procesos de divorcio y adopción, y ciertos empleos; de entregarse a simulaciones en pos de alcanzar -y cuando alcanzan- puestos decisorios (¡En Chile, una niñita de 12 años desafía a una Señora Presidenta de 63 por su derecho a morir!).

Silencio oficial, resistirse a emitir alerta de género, en Michoacán, donde aparecen Érika Kassandra Bravo Caro, enfermera de 19 años, a orillas de la carretera a Uruapan, estrangulada, apuñalada y desollada,  ultimada supuestamente por su padrastro pero con métodos del crimen organizado y siendo hija de Luis Alberto Bravo Navarrete, asesor jurídico de la indomable Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Michoacán (CNTE); y María Elena Mójica Gama, de 33 años, trabajadora de un taller mecánico, cerca de la Plaza de Toros de Ziracuaretiro, lapidada y todavía en llamas, sacrificada por su condición de homosexual.

Costra de silencio cotidiano que en México prevalece sobre Ciudad Juárez,, Chihuahua (más de 300 muertas y mil 800 desaparecidas, desde 1993), sobre el DF (Anayeli Bautista Tecpa, destacada alumna de la Facultad de Química de la UNAM, secuestrada y asesinada pese al pago de 100 mil pesos) y sobre Ecatepec, México (entre 16 y 25 cadáveres de mujeres halladas en canales de aguas negras), entidades cundidas de crímenes de odio que no se investigan ni se nombran ni se castigan.

¿Felicitaciones por el Día Internacional de la Mujer?

Felicítense por esto: En Tabasco (Donde la Fiscalía General dio carpetazo al asesinato de Janeth Salvador Leyva consignando a su hijo pero sin llamar a comparecer a su marido, hoy prófugo), durante 2 meses consecutivos sólo mujeres integraron la Mesa Directiva del Congreso. Ninguna (Ana Bertha Vidal Fócil y Casilda Ruíz del PRD; Liliana Madrigal, del PRI; y Araceli Quevedo, del PANAL) presentó por lo menos alguna iniciativa para el matrimonio gay, la despenalización del aborto o la eutanasia. No: Renunciaron para buscar el próximo hueso.

Y de nuevo el silencio.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Mi propia vida por Oliver Sacks

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Alguna mañana de 2001, el escritor canadiense Howard Engel leyó el periódico local, The Toronto Globe, topándose con una sorpresa: No podía leerlo, porque repentinamente las letras le parecían impresas «en serbo-croata o coreano».

Ésa fue la primera señal de un raro padecimiento neuronal (consecuencia de un leve derrame cerebral) que impide identificar las palabras así: Ver «ratón» y leer «fipum». Un fallo capital en alguien dedicado precisamente al arte de utilizarlas.

Dedicó los meses siguientes en resolver un problema no sólo relacionado con su profesión, sino también con las urgencias cotidianas que impone revisar un contrato, firmar un recibo o sencillamente dejar un recado.

Lo logró mediante algo llamado memoria motriz: Engel prácticó, primero con su dedo al aire y luego con su lengua sobre el paladar y los dientes, los movimientos que simulan escribir cada letra del alfabeto. Arduas semanas de ejercicios fatigosos que le permiten ahora comprender los subtitulos de una película, los nombre de los candidatos en las boletas y, por supuesto, volver a escribir.

Un neurólogo británico afincado en los Estados Unidos prologó aquel nuevo libro, El hombre que olvidó leer, enfocándose en la «plasticidad del cerebro humano para seguir siendo un hombre de letras». El prologuista era Oliver Sacks y el trastorno de Engel -que podría sufrir cualquier persona en apariencia normal- se llama alexia.

Por esta referencia indirecta a mi nombre, la ironia de tratarse de un escritor con semejante dolencia y saber que Sacks es el autor de la novela Despertares -cuya película en que se basó me había inspirado para convertirme en médico-, empecé a buscar más piezas suyas, igualmente fascinantes, entre ellas El hombre que confundió a su esposa con un sombrero.

Pero este científico, más cercano al estimulante humanismo que al frío academicismo, se nos va. En un artículo publicado el pasado 19 de febrero en el The New York Times, no sólo nos cuenta su despedida, sino una última «anécdota clínica»: La suya, la de un ser humano «sentiente» y «pensante» enfrentando al cáncer y a la muerte.

Aquí, lo reproduzco íntegramente y sin autorización del NYT ni de Sacks porque, pues, aparte de que ninguno me pagó por la talacha, no busco fines de lucro.

*    *   *

«Hace un mes, sentía que gozaba de buena salud, incluso una salud de hierro. A mis 81 años, todavía nado una milla diaria. Pero mi suerte se ha escapado. Hace unas pocas semanas me enteré que tengo múltiples metástasis en el hígado. 9 años atrás descubrí que tenía un raro tumor en el ojo, un melanoma ocular. Aunque al final la radiación y el tratamiento con láser para removerlo me dejaron ciego de ese ojo, sólo en casos muy raros tales tumores hacen metástasis. Yo me cuento entre el desafortunado 2 %.

«Me siento agradecido que se me concedieran 9 años de buena salud y productividad desde aquel diagnóstico original. Pero ahora me encuentro con la muerte cara a cara. El cáncer invade una tercera parte de mi hígado y, aunque su avance quizá sea lento, esta clase en particular no puede detenerse.

«Me corresponde ahora elegir cómo pasar el resto de los meses que me quedan. Tengo que vivir de modo más rico, más profundo y más productivo que pueda. Soy alentado en esto por las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, quien, al enterarse que estaba mortalmente enfermo a la edad de 65 años, escribió una pequeña autobiografía en un solo día de abril de 1776. Lo tituló Mi propia vida.

«‘Calculo ahora en una veloz disolución’, escribió. ‘He sufrido muy poco dolor por mi dolencia; y lo que es más extraño, nunca, no obstante el gran declive de mi persona, he sufrido una disminución de mi espíritu ni por un momento. Poseo el mismo ardor de siempre en el estudio y el mismo regocijo en compañía’.

«Tuve bastante suerte por vivir pasados los 80 años, y los 15 adjudicados más allá de las 3 veintenas y 5 de Hume fueron igualmente ricos en trabajo y amor. En ese tiempo, publiqué 5 libros y completé una autobiografía (más larga que las pocas páginas de Hume) por editarse en esta primavera. Tengo a punto de finalizar varios otros libros .

«Hume prosigue: ‘Soy (…) un hombre de carácter apacible, que controla su mal genio, de un humor abierto, social y alegre, dispuesto al apego pero un poco vulnerable a la hostilidad, y de gran moderación en todas mis pasiones’.

«Aquí me aparto de Hume. Aunque he disfrutado de relaciones y amistades encantadoras, y no tengo enemistades reales, no puedo decir (ni lo diría nadie que me conozca) que soy un hombre de carácter apacible. Por el contrario, soy un hombre de carácter vehemente, de entusiasmos violentos y de una extrema inmoderación en todas mis pasiones.

«Y sin embargo, una línea del ensayo de Hume me parece particularmente cierto: ‘Es difícil’, escribió, ‘estar más distante de la vida de lo que yo lo estoy actualmente’.

«En estos últimos días, soy capaz de ver mi vida como una especie de paisaje desde una gran altura, y con un sentido cada vez más profundo de conexión de todas sus partes. Eso no significa que haya terminado con la vida.

«Por el contrario: Me siento intensamente vivo y quiero -y espero en el tiempo que me reste– estrechar mis amistades, despedirme de aquellos a quienes amo, escribir más, viajar si aún tengo fuerzas y lograr nuevos niveles de entendimiento y perspicacia.

«Lo cual implicará osadía, claridad y franqueza, intentando ajustar mis cuentas con el mundo. Pero habrá también tiempo para algo de diversión (y hasta para algunas estupideces, por qué no).

«Percibo una concentración y un punto de vista repentinamente claros. No hay tiempo para nada superfluo. Debo enfocarme en mí, en mi obra y mis amigos. Ya no veré el noticiero cada noche. No prestaré más atención a las ideas políticas o los argumentos respecto al calentamiento global.

«No será indiferencia, sino distanciamiento. Me preocupo todavía profundamente por el Medio Oriente, el calentamiento global, la creciente desigualdad, pero ya no son asuntos míos: Pertenecen al futuro. Me regocijo cuando conozco a jóvenes dotados –aun el que me realizó la biopsia y diagnosticó mi metástasis-, pues considero que el futuro está en buenas manos.

«Durante los últimos 10 años más o menos, he sido cada vez más consciente de los fallecimientos entre mis coetáneos. Mi generación va de salida y sufro cada muerte como un desprendimiento que desgarrara una parte de mí. No habrá nadie como nosotros cuando hayamos partido, pero es que no hay nadie que sea igual a los demás. Nunca. Las personas, cuando mueren, no pueden ser reemplazadas. Dejan huecos que no pueden rellenarse porque el destino -destino genético y neuronal- de cada ser humano es existir como un individuo único, para encontrar su propio sendero, vivir su propia vida, morir su propia muerte.

«No puedo fingir que no tengo miedo. Pero mi sentimiento predominante es la gratitud. Amé y he sido amado. Me dieron mucho y algo he dado a cambio. He leído y viajado y pensado y escrito. Sostuve una relación con el mundo, el trato especial de escritores y lectores.

«Por encima de todo, fui un ser sentiente, un animal pensante en este hermoso planeta y eso ha sido en sí mismo un privilegio y una aventura enormes.

© Alejandro Pérez-García, sobre la traducción del texto original publicado.

 *Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.