Excélsior, Tabasco HOY, MVS y un servidor

A todos los colegas en la misma situación de Carmen Aristegui

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Pregunta especializada: Cuando les imparten Historia del Periodismo, ¿Les hablan de este episodio? No, qué triste. Sí, entonces, ¿Por qué carajos se repite el episodio?

Desgarrémonos las vestiduras, no regateemos un solo instante el apoyo a Carmen Aristegui por su salida de MVS, juntemos miles, decenas de miles, centenas de miles de firmas en solidaridad con ella y su equipo, usemos nuestros espacios periodísticos para manifestar nuestra opinión.

Todo lo posible, mientras la realidad real es que este pleito se resolverá en los únicos tribunales válidos. No, no es la opinión pública, aunque todos los periodistas repitan la muletilla de ser la mejor: En los de la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Por lo menos a ésos acudió su servidor el día que me despidieron, sin tanto escándalo ni fraternidad, junto a varios periodistas, porque el dueño del diario en que trabajábamos, Tabasco HOY, en una posada de diciembre de 2010, se reconcilió con el gobernador con miras al proceso electoral de 2012.

Hubo foto y toda la cosa, pa’ que lo gugleen: Miguel Cantón abrazado en sus flancos por Andrés Granier y Humberto Mayans, después de 4 años de cariño mutuo durante los cuales si la Quinta Grijalva no contrataba publicidad, de las rotativas no dejaban de imprimirse reportajes de investigación, entre ellos los míos, consignando, por ejemplo, el tráfico de premios y becas del Instituto Estatal de Cultural de Tabasco y la extinción unilateral del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena.

Lo curioso es que esa práctica de despidos no sólo no era nueva (quizá sólo para los ingenuos), sino que era natural, asumida por todos los compañeros: La relación a nivel corporativo entre gobierno y dueños de medios, el chayo, el embute, tu nombre en la nómina, la pista de aterrizaje, los cambios de «línea editorial», las entradas y salidas de cuerpo de articulistas y de reporteros.

Se charla sobre ello, platillos de sorna y chisme, durante las pausas entre coberturas y asignaciones. No sé cómo sea en todas las redacciones de México y el Mundo, pero en todas en las que yo he participado, en Villahermosa y en Coatzacoalcos, en Mérida y en Tuxtla Gutiérrez, así lo atestigué.

Y se entiende: Mientras los patrones se entienden con los gobernantes, a nombre de los convenios publicitarios, el reportero sale a la calle, a sol y lluvia, a recolectar la materia prima que, junto a la talacha de editores y redactores, dará valor a esos convenios, con un salario y unos ritmos de trabajo imperdonables.

Sonaré marxista, pero ¿Qué es el jefe sin su mano de obra? Y la mano de obra, consciente que sin la pluma no hay papa, elige entre 2 y únicamente 2 opciones: Seguir honrado a la espera de una alza salarial  -a la espera que al dueño le entre la ética por las orejas- o entregarse al chayo justificado con otra consciencia: Nadie es indispensable.

En ese contexto, de prácticas corporativas viciadas, de un Estado que las tolera por sus afanes de «júbilo hervido con trapo y lentejuela», y de periodistas de todo nivel y tipo ninguneados en sus ingresos, ha navegado, navega y navegará el heroico periodismo mexicano.

Pareciera, frente a todo lo que he leído, que se ignora o se pretende ignorar esa condición de todos los periodistas mexicanos y que, a querer o no, resulta en otro factor de agresión contra periodistas (Espero que lo anoten la Comisión Bicameral del Congreso y la Fiscalía Especializada en esta clase de delitos): El laboral/administrativo/corporativo.

Como lo expuse brevemente en Twitter, Excélsior del ’76 y MVS del 2015 son igualitos en todos sus detalles: Una decisión corporativa, cuestionable o no, pero al fin interna -nadie sabe, nadie supo-, desemboca en la expulsión de periodistas críticos, que procuran deslindarse del común de la profesión no sólo en su ejercicio -textos y fotos reveladores- sino en lo personal -ni chayo ni dádivas-, y que cierran una ventana necesaria para la transparencia y el debate.

Al final, lo que me encabrona no es que vuelva a ocurrir: Es que han pasado 40 años y las circunstancias en nada o poco han cambiado para que vuelva a ocurrir. Rius lo planteó mejor: Cuando periodistas, no empresarios, encabezan los medios, más o menos hay comprensión y cuidado del personal periodístico. Y por encabezar no me refiero, por supuesto, más que a decidir con el dinero por delante. Pero ni eso ha salvado a los medios que son considerados libres, plurales, independientes, obetivos, bla, bla, bla.

Del célebre golpe a Excélsior surgieron Proceso, Vuelta y Unomásuno. ¿Qué, del Aristegazo? Quizá otro medio. Otro que, morigeradamente, perpetuará el mismo molde de todos.

Ese contexto elemental que te enseñan en la escuela (todo medio es una empresa y toda empresa requiere lana para funcionar), que hoy se quiere enterrar muy convenientemente, se sostiene y perseguirá a Carmen Aristegui o a cualquier periodista en su misma situación al medio que vaya. Y se sostiene para el resto de los periodistas que no son famosos o seguidos como Carmen Aristegui, pero que igualmente pueden ser críticos, inquisitivos, veraces.

Dicho escamoteo nos conduce a la hipocresía, en el mejor de los casos, y al silencio, en el peor. Vi la misma reacción a coro por la censura a Epigmenio Ibarra y Pablo Gómez en Milenio, pero no cuando echaron a Fernando Escalante Gonzalbo de La Razón, presionado por el dueño Ramiro Garza Cantú, presionado a su vez por Carmen Lira, directora de La Jornada, medio que a su vez no le ha temblado la mano para separarse de Rolando Cordera, Héctor Aquilar Camín y Luis González de Alba.

Y quiero verlos cuando Televisa despida a Joaquín López-Dóriga, por una «decisión interna corporativa», el día que al Teacher se le suba lo periodista y suelte un mameyazo digno de Púlitzer. Digo, si es que ese día llega. Me conformo con lo poquito que deploraron la salida de José Ramón Fernández de TV Azteca o la de Lydia Cacho de El Universal.

Porque deseo recordarles 2 cosas, señoras y señores: 1).- El periodismo no sólo es el que nos gusta, el que nos llena la mente de lo que ya sabemos y el que está de acuerdo con nosotros antes de comprarlo o sintonizarlo. Cada periodista clausurado clausura un pedazo, pequeño o enorme, significativo o irrelevante, de la libertad de expresión, ése que los medios -¡Empresas, con un chingar!- piden para todos excepto para quiénes tocan las esferas de sus intereses.

El periodismo es la chamba de cientos de profesionales de la comunicación que, al igual que el burócrata, la profesora, el sastre y la peluquera, viven de eso para comer, vestir, criar hijos y, de vez en cuando, dar un muy buen golpe periodístico. En ocasiones, con otro trabajo porque no deja. Cito: «Es una profesión mal pagada, inestable,  poco redituable, ingrata y peligrosa… pero siempre será mejor que trabajar».

Y 2).- El periodismo, incluso en el terreno de la opiníón, sólo es información, organizada y clasificada según criterios de cada empresa (o sea, medio) o colaborador. Lea lo que le guste, asuma sus conclusiones, pague por su formación editorial, lector, lectora. Pero definitivamente -y qué bueno- lo que se publica no es palabra de Dios ni está tallada en piedra ni se erige en Corte Suprema.

Sirve, y cómo no, a los principios básico de la democracia, un pilar insustituible, pero no el único ni el mejor. En principio, porque la libertad de expresión no es coto exclusivo de medios y periodistas, gozan de ese derecho todos, desde lo que no son periodistas hasta los que no son inteligentes; y, en seguida, porque es un instrumento, un espacio donde las ideas se debaten, se vertebran y vehiculan, y pueden promover acción pero que no lo son por sí mismo.

Tal vez nos incomode, pero acción es hasta que se paga una edificio, la energía eléctrica, el mobiliario, el Internet y la nómina. Que lo nieguen los medios «independientes» y digitales, que dependen de las contribuciones de su audiencia que, no lo olvido, tiene muchas y muy variadas prioridades antes que poner un peso para el medio que saldrá a defender a las calles.

Es acción hasta que se mueven -si se mueven- otros engranajes, esos sí  contundentes: Leyes, investigaciones judiciales, enroques de gabinete, sanciones, etcétera.

Así que hoy Carmen Aristegui se va de MVS, creánme, ella y su equipo volverán en otros espacios, permanecerá en los que ya ostenta, abrirá más. Librará su segundo diferendo, luego del primero muy agrio y muy largo sostenido contra Pedro Ferriz de Con, por… despojarla de sus acciones en Grupo Imagen, revelar su salario -pecado capital de los periodistas, bastante exigentes si se trata de sueldos ajenos- y vender esas partes del corporativo.

Por cierto, Pedro Ferriz de Con fue echado del noticiario nocturno de Cadena Tres y de su columna en Excélsior -2 medios del Grupo Imagen con nuevos socios, uno de ellos el tétrico Olegario Vázquez Raña- el 17 de julio de 2012, 16 días después del «triunfo» de Peña Nieto. Lo expulsaron por su posición propanista y tachar de «imbécil» al futuro Jefe del Ejecutivo federal durante la campaña presidencial. Fue el primer caído de Peña Nieto y eso que faltaban 137 días para su toma de protesta. ¿Alguien lo mencionó? Entonces, ¿Para qué sorprenderse ahora?

Y la «batalla legal» del equipo noticioso se resumirá a la recisión de contrato dentro de las oficinas de Conciliación. Porque MVS tiene absolutamente todo el derecho de ponerle reglas a su personal, pues para eso le paga; si no les gusta, hay otros medios, igualmente con «lineamientos», como El Deforma (No, no es sarcasmo), el Reforma de a de veras, Argos TV, el Tabasco HOY, etc.

MVS, como cualquier medio, prevalecerá, como lo hicieron, con menor o mayor fortuna respecto a audiencia y credibilidad, Excélsior, los Heraldos de Olegario, Televisa, Azteca, W radio, etc. ¿Cómo? Adaptándose al poder dominante, cediendo y pidiendo, formando nuevos mercados, creando nuevos contenidos, migrando a nuevas plataformas.

Manteniendo lineamientos como un método mínimo de supervivencia, pero también de identidad, pues si los medios (empresas) respetaran la libertad de expresión, simplemente no existiría ningún lineamiento (fuera del puramente técnico): Publique quien quiera, como quiera, para lo que quiera. ¿O a poco encuentras en Nexos lo mismo que en Reporte Índigo, lo mismo en Sin embargo que en Letras libres?

Lineamientos que hoy mismo, mañana, pasado mañana, pronto o tarde, costarán el trabajo a otro periodista… y continuarán el silencio y el mismo estado de cosas: Resolvamos en Conciliación lo que ya no podrás resolver mediante tu trabajo periodístico; brinca de canal en canal, de estación a estación, de impreso a impreso -o compártelos, como la propia Aristegui que malabareaba MVS, CNN, su columna-, hasta que tengas que financiar tu blog o tu online; plégate al poder en turno, al de tu geografía al menos, para que puedas despotricar contra otros poderes; y zozobra siempre, porque no importa si tu esfuerzo de detective se reconoce públicamente: Sólo eres un empleado más.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Breve (e innecesario) manual para las y los votantes

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La respuesta de la ciudadanía de la capital de Veracruz al circo político-mediático-electoral.

Los puntos que leerán a continuación YA LOS SABEN. El único propósito de este texto es recordárselos, para que después no pase lo que en 2012: Crítica, crítica y mucha crítica… pero volvió el PRI; y entonces, no tenga que recordárselas.

De nada ¡Bon appétit!.

1.– Los candidatos se le harán conocidos. Nada de rostros nuevos ni sangre fresca. O ya tuvo cargo o es un famoso.

Si por lo primero no lo recuerda, no se preocupe: Porque justamente no le conviene ser recordado es que muchos políticos saltan de cargo en cargo.

En cualquier caso, por favor, vote por quien tenga preparación.

Ejercicio de memoria: Google. Ponga el nombre de los candidato. Le aseguro que saldrán noticias –buenas y malas-, fotografías, preparación, de todo. Evalúe.

2.– Lo que usted verá tapizando su ciudad, su tele, su radio y su Internet se llama propaganda. O sea, publicidad tan bonita e insistente como la de Genoma Lab (el brazo farmacéutico de Televisa) con sus productos-milagro: Asepxia, Cicatricure, Metaboltonics, etc. Cómo la aprueba tan rápido la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) permanece en el misterio.

Publicidad al fin, está hecha para vender, para que usted compre al candidato de su preferencia diciendo lo guapo, inteligente, decidido y “diferente” que es en comparación a los demás.

Sólo hay una regla: El que más se anuncia es el peor de todos, pues, igual a los productos-milagro, urge que le crean. Si no ve a ciertos partidos, o quiere que crea lo contrario –por anunciarse menos son menos transas– o están ocupando el dinero en otras cosas.

Ejercicio de memoria: No crea en todo lo que dice la publicidad. Busque a los críticos de cada candidato. Ríase. Compare.

3.– Los costos de campaña se pagan con sus impuestos. Si en un evento reparten playeras, gorras, lapiceros y demás, las prendas y lo que vayan a serigrafiar (logotipo, eslogan, etc.) lo pagaron sus impuestos. Si son de molinos pa’rriba, igual.

También incluye a toda la publicidad: Los actores, el director, los “creativos” de imagen y discurso, los técnicos, en fin. Y a la compra final: En Tenosique, hace 6 años, camionetas del PRI, a plena luz del día de la elección, practicaban “levantones” de mil pesos por votante, billete en mano.

No, no era “dinero del PRI”. Todos los partidos políticos reciben financiamiento de nuestros impuestos, pues a ninguno le alcanza con “lo que sea su voluntad” de los militantes.

Lo mismo con los gobiernos, que hasta que detengan programas sociales seguirán repartiendo: Las teles HD para el “apagón analógico” del PRI; los microcréditos del PAN; los útiles escolares del PRD, salieron del dinero que les dio usted como predial, tenencia, caseta de peaje, agua, luz, IVA, ISR, etcétera.

Ejercicio de memoria: Tómelo, disfrútelo, sin olvidar que la baratija no mejorará su calidad de vida y que su voto sigue siendo muy suyo.

4.– Todos los políticos son, para citar a Plinio Apuleyo Mendoza y a Carlos Alberto Montaner, vendedores de sueños. Todos.

Cuando AMLO sostiene que lo anterior es un argumento para no votar por él ni por MORENA, su partido, por “ponerlos en la misma bolsa”, le recuerdo que MORENA todavía no ha logrado nada significativo como para que ahora venda realidades.

Peor si quisiera concluir que basta con su ejemplo en el DF para dar a MORENA su cariz redentor: Ni su gobierno en el DF fue impoluto ni –en todo caso– garantiza que MORENA por entero será perfecto.

Además, lo obvio: Es temporada de promesas, no de hechos, de sueños, no de realidades.

Ningún candidato puede firmar ante notario que mejorará la libertad de expresión, que ampliará el reconocimiento a los derechos de minorías –si a veces no lo hace con los de las mayorías-, que creará empleos perdurables, a abrir un negocio, que erradicará tramitología y gravámenes para facilitar la apertura de un negocio, que curará el cáncer de la corrupción propia y ajena, que legalizará las drogas para enfocarse en los delitos mayores del crimen organizado, que borrará toda discriminación, excepto la positiva, que levantará los servicios públicos, desde las ambiguas de educación y salud hasta las concretas de acceso al agua potable y respuesta eficaz ante las inundaciones.

Por favor, madure: Construir un distribuidor vial no lo ayuda siquiera en lo vial: La tendencia actual apunta a brindar más facilidades para usar menos el vehículo.

Abrir una escuela no da más puntos en ENLACE. Inaugurar un hospital no conlleva a mejores médicos ni medicinas. Comprar más patrullas no propicia más seguridad y de remodelar una cancha no brotan Chicharitos.

Ejercicio de memoria: Piense en todos los problemas que, salvo lo que puede lograr por su cuenta, dependan del gobierno. Pregúntele a su candidato cómo, cuándo y sobre todo con quién y con cuánto piensa resolverlo. Vote según la prontitud y la calidad de su respuesta.

5.- A propósito: Su vendedor de sueños, es decir, su candidato, en realidad vende su obligación y su trabajo.

Un distribuidor vial, una escuela, un hospital, una cancha, leyes de veras más óptimas, justicia de veras justa: Todas esas cosas las tiene que hacer, las prometa o no: Para eso se busca el cargo, para eso le pagamos, y muy bien, de nuestras contribuciones.

Ni modo que confiese que únicamente hace campaña para enriquecerse, enriquecer a su familia, a sus amigos, al Partido.

Ejercicio de memoria: Aunque cueste un poquito, léase la Constitución y la legislación del estado y del municipio en que vive. Enrevesada y prolija, ahí están todas las responsabilidades de su candidato si obtiene el puesto. Lo demás sí sería su compromiso de campaña. Si su candidato ya ostentó un cargo, exíjale más, pues seguro presume su “experiencia”.

¡Ah! Y no olvide la parte que dice “si no lo hiciere, que el pueblo me lo demande”.

6.– La reelección, como la fortuna de Raúl Salinas de Gortari, ya es legal (las bodas gay y la marihuana medicinal todavía no, pero usted aguante). Los mismos vendedores de sueños nos la ofrecieron como “premio o castigo” al desempeño.

Así que el alcalde y el diputado local y federal –y de paso, los «pluris»– que elija muy probablemente pretenda permanecer el tope de períodos consecutivos que fija la ley (4, o sea, hasta 12 años).

Por supuesto hay reglas, pero los mexicanos sabemos que se hicieron para romperse. Sin reelección, Carlos Romero Deschamps, todopoderoso jeque sindical petrolero, lleva 35 años de congresista. Por el PRI, claro, como Dios manda.

Si ya hizo el Ejercicio de Memoria 1, descubrirá que el chapulinismo (saltar de diputado a alcalde y/o viceversa) es el tramposo equivalente de la flamante reelección.

Ejercicio de memoria: Después de consultar, criticar y comparar, vote por alguien que NO haya ocupado ningún cargo, así sean todos los de la boleta.

Recomendaciones finales: NO anule su voto, anule la competencia. El abstencionismo sería lo peor: El INE, con sólo 4 de cada 10 que voten, legitima una elección.

Mejor vaya a su casilla -¡Pero vaya!- y vote, siguiendo este manual. El INE anulará elecciones donde 6 de cada 10 expresaran su insatisfacción en la boleta. De veras: Todavía conserva poder de decisión el no decidirse por ninguno.

Pero nadie se lo dirá: Les arruina el negocio.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

Gloria: Juego de niñas… para adultos

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El filme surgió de una petición de la propia Gloria Trevi a la dramaturga y periodista Sabina Berman. Para alimentar el guión, ésta indagó en otras fuentes, distintas a la versión de aquélla.

Su resultado es, como la Niurka de Osorio, su verdad, ésa que continúa siendo controversial y que, claro, la coloca en el papel de heroína-víctima. El protagónico, pues.

Luego de este matiz –frente a las naturales repercusiones extra-cine de todo biopic– centrémonos en el valor que la película pretende aportar a la cartelera de inicio de año y a la industria nacional.

En principio, abona a la postura reciente de los artistas por criticar al pasado reciente en general y a la televisión en lo particular, como poder fáctico creador o destructor de estrellas, famosos y políticos.

Pero una diferencia sustancial es su apuesta por la verosimilitud: Nada de nombres parodiados, situaciones alusivas, referencias paronímicas.

No: se mencionan a los personajes, los lugares y los tiempos tal cual, con 2 excepciones que le restan fuerza a este propósito, la de “El Tigre” (Emilio Azcárraga Sr., dueño de Televisa/Osvaldo Ríos) y “Ricardo” (Salinas Pliego, dueño de TV Azteca).

Y lo que vemos se vuelve historia –una dentro de La Historia- en toda la regla: México, un país carente de verdades pero sobrado en catecismos, recrea en su cine Tlatelolco ‘68, la muerte de Colosio, el ascenso de Marcial Maciel y su primer escándalo en la industria del show business, hasta entonces intocada.

En segundo lugar, lo que pudo terminar en un thriller maltrecho o un mal intento de melodrama estilo en-busca-de-fama, es filtrado por la visión de un suizo, su director, Christian Keller, quien elabora una pieza de múltiples recursos, todos ellos memorables.

Ya era suficiente el morbo de espiar la intimidad del serrallo de menores de edad de Sergio Andrade (magistralmente interpretado por Marcos Pérez), como para convertirlo en sordidez.

Así, vemos por momentos un musical que interioriza, no a Gloria Trevi, sino a su origen, Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz (Otra espléndida actuación, de parte de Sofía Espinoza), una niña de Monterrey –rica, por cierto– que viene al DF sin apoyo paterno para cumplir su sueño de cantar.

Por momentos, también, vemos desnudos, escenas eróticas y pláticas sobre sexo; hay violencia física, psicológica, económica. Pero de igual forma hay enajenación (de las masas y de las adolescentes del Clan), hay críticas al trabajo periodístico (con sus méritos y sus sesgos) y hay corrupción (La Academia Andrade y el penal femenil en Brasilia, mostrados in extremis).

Por último, en medio del juego entre ambos magnates de los medios, entre las niñas enganchadas y al final convencidas de su rol, entre Gloria y él, se sitúa siempre la mente de Sergio Andrade, quien parece cumplir un canon tácito del teatro de la Berman: El villano es siempre el más inteligente.

Para el caso de esta pelicula, Andrade es, además, el más adulto.

Rodeado de destellos pueriles (aspiraciones artísticas, vetos televisivos, ambiciones empresariales y económicas, abogados, celos, infidelidades, chismes de bastidor), Andrade configura un discurso que -si lo tenía guardado o lo improvisó al momento, permanece en el misterio- rompe tabúes al interior y al exterior de su club.

Gloria misma, su edad y su inocencia, en el sentido moral, le aportan desparpajo y carisma para desafiar las reglas. Por algo Andrade la llama “la otra mitad de mi cerebro”.

Se explica de este modo, e imposiblemente de otro, el relanzamiento de su propia carrera, una que incluye calendarios provocativos y agotados, pioneros en serio de la eclosión actual de revistas para caballeros; y (aunque la cinta no lo aborda) varias y muy taquilleras películas.

Pero también clarifica la intensa relación personal con Gloria y con María Raquenel Portillo (Tatiana del Real) y la existencia de una familia poligámica por donde desfilaron Aline Hernández (Una genial Ximena Romo), Sonia Ríos Pérez, las hermanas Karla, Katia y Karola de la Cuesta, Marlene Calderón y Karina Alejandra Yapor Gómez, puras niñas, con sus juegos y desencuentros, todas con hijos de Andrade.

Una mente que desarrolla perversión, abuso y controversia para su propio provecho, pero que, de paso –y quizá sea una incomodidad durante y al final de la función-, es suficiente para volverse de culto.

Otro gran acierto de la pareja Keller-Berman: Recordarnos quiénes éramos nosotros cuando los hechos relatados acontecieron.

No podría omitirlo: Canté de nuevo aquellas primeras canciones de ruptura y sentí de nuevo esa pubertad como expresión social: Las ganas de alborotar la rutina y las ideas paternas propias de la preadolescencia, ésas que Andrade –mediante su producto Gloria Trevi– volvió fenómeno de masas.

Y es incómodo, porque uno está de acuerdo con esa propuesta de hablar abiertamente temas como el divorcio, las relaciones homosexuales, el sexo premarital, etcétera; pero hallamos que eran ideas artificiales: Gloria no las compartía; para las niñas eran excusas sexuales; y Sergio sólo las articuló como estrategia de marketing.

Sin embargo, en esa estrategia cayeron personalidades como Guadalupe Loaeza y Carlos Monsiváis, que le dedicaron, en su tiempo, artículos y crónicas (Su dibujo figura al centro de la portada de Los rituales del caos, de éste último).

En esa cayeron las televisoras, con ese avezado sentido del olfato para las audiencias, cuya pelea por el rating y la exclusividad propició y mantuvo en buena medida al Clan.

En esa cayeron los mexicanos que siguieron idolatrando a Gloria -y siguen a través de Gloria-, justificándola de paso por aquellas atrocidades que debería purgar junto a Sergio en una celda y no por las jeremiadas de Carmen Salinas, que la colocó en el papel de víctima, justo cuando su insólita –por inexistente- libertad jurídica la acercaba, de nuevo, a Televisa.

Independientemente de que Gloria Trevi debería continuar en prisión, de su estrellato, del triste presente para el resto de las chicas (en relación a sus ambiciones primeras), de las posturas de la Chapoy y del Canal de las Estrellas, del resto de las reseñas que pasan por ascuas al filme y se centran en sus implicaciones, Gloria vale por lo que revela desde su enfoque, por su buena factura cinematográfica, y porque, lejos de “realizarse para el escándalo” -como si ningún otro filme buscara la notoriedad-, en verdad polemiza sobre nuestro entorno, nuestros ídolos, sobre quiénes son y cómo sobreviven (Héroes y/o villanos) los “artistas” en un mundo rebosante de Glorias, de suficiente materia prima para La Academia, Pequeños gigantes, La Voz, American Idol, México tiene talento, etc; y de audiencias que les brindan veneración y permanencia.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982).
Ganador del Primer Concurso Nacional de Ficción Playboy 2008.
Nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010.
Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2010 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).

Ha publicado su trabajo literario y periodístico
en diversos diarios y revistas locales y nacionales.
En Twitter, trollea desde la cuenta @Acrofobos.
En 2017, publicó su primer libro de relatos Grimorio de los amores imposibles.
En 2018, publicó el segundo: La invención del otoño.

 

El altruismo no es negociable

 #JusticiaParaErikaKassandraBravoCaro…

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Medianoche, sábado 6-domingo 7 de diciembre. En vez de su genio para la comedia -como lo prometió-, Eugenio Derbez brinda un sonoro regaño a los que no donamos al Teletón. Y funciona: De ahí a 3 horas más tarde, recaudan más de 55 millones de pesos.

Me quedé, imagino que como muchos, hasta las 2 de la mañana del domingo 7, siguiendo la transmisión del Teletón.

En parte, porque Eugenio Derbez me prometió un espectacular cierre, con todo y parodia de La Voz México, que se limitó a un regaño.

En parte, como periodista que busca comprobar si la crisis de credibilidad que sufre todo México había alcanzado, por fin, al Teletón.

Nada nuevo tengo que añadir a las notas y análisis del fin de semana, alrededor del evento, y que lo consignan como el “más complicado de la historia”-apenas un millón por encima de la meta– y algunas de la razones, nuevas y viejas, de esa complicación.

Todo coincide, aunque sin nombrarlo, en dicha crisis de credibilidad, no sólo de la clase política, como dijo Miguel Barbosa, senador aún del PRD, sino de cada una de las instituciones que nos rodean, vinculadas o no al Teletón.

Quizá lo más notorio es el deslinde: No se critica la causa, el beneficio: Se cuestiona la recaudación.

Y, añado, se cuestiona que se cuestionen estos cuestionamientos, sea Derbez, Álvaro Cueva –quienes parecieran haber intercambiado textos–, Pedro Ferriz –que se enfocó al tema económico– o Sergio Sarmiento.

Pero cuando se rechaza o se fustiga la crítica, lo cual no es aplicable sólo al Teletón, se erosiona el debate público, que no es privativo de los medios de comunicación, ni de los famosos, añadiendo todavía más irritación social.

Académicos mucho más informados y periodistas mucho más enterados que yo han informado de los mecanismos de opresión que implica “donar” al Teletón, palabra cuyo significado precisamente dicho evento despoja por completo.

Se sabe –se ha sabido casi desde 1997– del provecho de las empresas para sus deducciones fiscales, adicionales a las que, por ejemplo, Televisa, ya emprenden en perjuicio de Hacienda. No es que vaya a los niños en vez a La Gaviota, es que se deducen 3 mil millones de pesos y, además, lo del Teletón.

De los gobiernos estatales y municipales, del federal y el Congreso, para  elevar su imagen y en detrimento de sus propios presupuestos. No es que la ONU se los prohíba, es que si vas a dar 20 millones de pesos, dáselos a la población que voto por ti en sus comunidades.

De la subversión del concepto “persona con discapacidad”, suficiente causal para una demanda de Derechos Humanos: Gente sin margen de autonomía y crecimiento propio. No es que Teletón no haga su chamba, es que se discrimina, todavía, a la persona que sólo tenga sordera, por hablar de una discapacidad no tan severa como la que exhiben año con año.

De la carga que, sobre la clase trabajadora, imponen estos “patrocinadores” para dar sus donaciones: Farmacias del ahorro le pone cuota a la venta de botiquines, lo que no se venda, se les descuenta. Dependencias públicas cuyos “empleados” donan vía descuento de nómina.

Empero, nunca como este año, sí que fue difícil. Me consta. Pero enoja más que su reacción sea tildar a la gente de “mentirosa” y “odiar parejo”. Lo entiendo: Resulta fácil para quiénes su ingreso supera por mucho al del mexicano promedio.

¿Qué dirá la cajera de Soriana, obligada a realizar 60 “redondeos” diarios –si no, lo pondrá del salario-, cuando ve que la empresa, no ella, deduce impuestos y se alza el cuello?

¿Qué, la de Banamex, que regala un día de trabajo para nada voluntario en su sucursal para recibir donaciones?

¿Qué, el ciudadano de Villahermosa que protesta para que abran el Centro Autista –en paro por falta de personal– y mira que los recursos “los dona” su alcalde o su gobernador para CRITs que su ciudad no tiene y que ellos deberían construir?

¿Qué el funcionario, de medio pelo para abajo, que ve cercenado su aguinaldo sin su permiso para un evento en el que, por la razón que sea, no quiere donar?

No dirán nada. Pero protestarán, negarán el apoyo, serán los primeros en criticar no sólo ésa, sino cualquier donación a cualquier ONG, se cobrarán con cada peso que puedan arrebatarle al Teletón. En síntesis, serán los primeros en no creer y con ellos, sus familias y amigos.

Si la fundación lo sabe, si Televisa lo sabe, la postura menos conveniente a asumir es: “Me vale, no es pretexto para no donar”.

Por otro lado, veo la propia transmisión con sus fisuras: Televisa nunca dejó de pasar comerciales. Es decir, nunca dejó de cobrar publicidad, es decir, jamás donó al 100% su tiempo aire.

También, como consignó el propio Fernando Landeros, presidente aparentemente vitalicio de la fundación Teletón, 8 patrocinadores retiraron su apoyo.

Son demasiado visibles para no establecer una lógica perversa: FEMSA (Coca-Cola, Oxxo, etc.), Pepsico (Sabritas, Gamesa, etc.) Bimbo (Bimbo, Barcel, Tía Rosa), Nestlé, industrias todas ellas afectadas por el nuevo impuesto a la comida chatarra y/o a la exención de alimentos por ser procesados.

Si era una represalia de estos consorcios, lo peor no es que aclare Derbez que “no es contra Televisa o el gobierno, es contra los niños”; lo peor es que me lo diga a mí, que facturo infinitamente mucho menos que esos gigantes multinacionales.

Igual con nuestros políticos, particularmente los gobernadores y alcaldes. No sólo hicieron lo que se les dijo que no hicieran: Casi ninguno dijo cuánto “donó” del dinero de todos que manejan a su antojo.

Todos fueron a la pasarela –no los juzgo por intentarlo-, pero pocos dijeron de a cómo. Ello no abona a la transparencia y a la confianza, por si les preocupaba revertir en la gente esa crisis de credibilidad.

Cuando me entero que se superó la meta, de nuevo, como comunicólogo dudo: Si 55 millones de pesos se obtuvieron en 2 horas –horas muertas, televisivamente hablando-, sólo concluyo que Televisa prostituye, de nuevo, el sentido de “dificultad” con el fin de reblandecer bolsillos.

O sea, sin contratiempos no hay drama, sin drama no hay contribuciones. Otro recambio en el discurso del Teletón: El primero y más anunciado había sido el enfoque de comedia que se le pretendió otorgar.

Aclaro: No pretendo que el Estado y/o las empresas “lo hagan todo”; que no se piense en las personas con discapacidad; en fin, ni que desaparezca Teletón.

Rotundo NO.

Quiero que el Estado y sus funcionarios de medio y alto nivel hagan su parte: Si va a donar (y eso, de lo que le sobre después de atender por ley a su población, de manera amplia, eficaz y transparente), que lo haga a cientos de otras iniciativas similares en el país.

Quiero que sea apoye a muchos otros grupos vulnerables, no sólo a la gente con discapacidad o con cáncer, sean niños o adultos, todo el año, en todos los ámbitos de su desarrollo humano: Mujeres, zurdos, indígenas, homosexuales, animales, etc.

Quiero que los mexicanos sean libres de aportar: Ni ser linchados por su negativa ni mucho menos ser forzados a hacerlo. Ya existen demasiadas estafas en este país respecto a ayudar al prójimo (¿Por qué las iglesias no «se suman» al Teletón?), como para sumarle una más y bastante notoria.

Fuera de eso, Televisa, Teletón y las empresas tienen derecho a existir, a contribuir o no (¿Dónde carajos está TV Azteca?), a deducir sus impuestos, pero los suyos, de sus ganancias, de sus recursos, de sus propios medios corporativos, no del esfuerzo ni del dinero de sus integrantes.

Qué bueno que las personas regalen. Qué malo que las espanten por el tufo a trampa que no han podido desprenderse.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. Aquí en su blog y su Twitter (@Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.

El Estado de Derecho según @EPN

Todavía #NosFaltan43… y los que faltan…

SAN JUAN TEPEUXILA
San Juan Tepeuxila, Oaxaca. Según CONEVAL, 2 mil 700 de sus 2 mil 773 habitantes sufre extrema pobreza; es el municipio paupérrimo de México.
SAN JUAN TEPEUXILA 2
Gobernado todavía por «usos y costumbres», su Consejo Popular recauda recursos que prefiere emplear en jaripeos ofrendados a su santo patrono.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dedicado a la izquierda que, sin debate y con furia,
también nos empuja hacia la dictadura militar…

61 días y 12 presos políticos después, la solución final de Enrique Peña Nieto (@EPN) es la restitución del Estado Políciaco, de la rectoría del Estado a secas, de más laberinto legislativo y más organismos paquidérmicos. Traducción: El PRI más priista que el PRI premilenio.

Ha provocado más escándalo su iniciativa –telegrafiada gracias a sus zares para Michoacán y para la Frontera Sur– de “disolución municipal” para las policías y, llegado el caso, para los Ayuntamientos.

De su supuesta “justicia cotidiana”, ni hablar: Justicia cotidiana es que Soriana, la tienda que pavimentó su llegada a la Presidencia con monederos electrónicos, no cobre redondeos para el Teletón sin conocimiento de sus clientes. Ya existen denuncias. ¿Se paró al fraude?

Justicia cotidiana es que ninguna empresa del tamaño, digamos, de Televisa, evada con permiso oficial 3 mil millones de pesos de impuestos, pero pueda emprender una recaudación nacional.

El mismo Estado que debería procurar esa justicia cotidiana requiere una cirugía mayor que nadie emprenderá y que se reduce a 2 cosas: Autonomía institucional verdadera y una modificación cultural, casi genética, de los mexicanos, particularmente de aquella mayoría que pulula en la nómina de todos los poderes, de todos los niveles, de todos los organismos públicos.

Y ya que hablamos de Teletón y autoridades, un escenario para ilustrar la relación Federación-Municipio: Supongamos que Peña Nieto prohibiera que todo funcionario público donara al Teletón.

Por supuesto, no faltarían –a derechas e izquierdas– quien clamara por la soberanía de estados y de municipios, y veríamos a virreyes y comendadores (quiero decir, gobernadores y alcaldes) colocando hasta 2 cheques en la urna, como desde los tiempos de Arturo Montiel:

Uno, de su gobierno –o sea, dinero de los contribuyentes para que el señor haga caravana con sombrero ajeno– y otro de los trabajadores de su gobierno –o sea, diezmo que el muy laico Poder Ejecutivo cobra con mayor religiosidad que el Papa-. Por supuesto, no todos, pues entre ciudades hay niveles: Monterrey ha podido, Villahermosa ni siquiera lo intenta.

Pues lo hemos visto, prohibición o no, a lo largo de 18 años, incluso con 28 iniciativas ciudadanas y un llamamiento severo de la ONU instando a que no se haga lo indebido, a saber:

Si se quiere ayudar a las personas con discapacidad, que se use ese dinero público en bienes y servicios públicos para ellos, y que se les deje de mostrar como mendigos dignos de lástima y de lucro.

Es nomás un botón de muestra, pero, ¿Para eso quieren la actual autonomía municipal? Y subrayo: La “actual”.

Porque eso debió proponer Peña Nieto: Contralorías que no nombre el alcalde, o sea, estén a su servicio; direcciones de policía ratificadas y vigiladas por el Congreso local; elecciones auténticas de Cabildo y no conformarnos con lo que aparezca en la boleta y se reparta tras los conteos de votos; adiós a los pluris (sí, por si no lo sabían, también existen regidores plurinominales), que nadie elige pero que disfrutan recursos para campañas, y a 418 entelequias regidas por «Usos y costumbres»; auditorías fiscales a fondo no sólo para que aprendan a recaudar lo suyo y dejen la dependencia estatal y federal, sino para supervisar y limitar su gasto y su endeudamiento, y favorezcan sus inversiones –si es que las tienen-; y un Servicio Profesional de Carrera que permita el acceso o la continuidad evaluada, sin el chantaje de sindicato alguno ni de cada nuevo gobierno, de talentos mexicanos para que así brinden los mejores años de su vida al servicio del ciudadano.

Todo ello, aunado a la reelección, originaría en consecuencia municipios con proyectos a mediano y largo plazo, y no lo que son “actualmente”: Trampolines y carruseles políticos.

Atención aparte merecen las zonas metropolitanas, concepto científico pervertido por los políticos, que incluso forman una comisión legislativa disponiendo, sólo 2014, de más de 9 mil millones de pesos para beneficio de… ninguna zona: Tenemos grandes urbes, incluso capitales estatales, con ciudades-dormitorio, severos problemas de administración territorial y 3 servicios elementales colapsando cada día: El transporte público, la infraestructura del agua y la recolección de residuos sólidos, síntomas ya notables de la pésima integración urbana, esa sí cotidiana, en nuestro país.

Pero en relectura descubro que todo ello ya está en la Constitución Mexicana, y otras requieren torcer lo suficiente su Artículo 115. Nada difícil para el hombre que dice haber domado a 2 Cámaras para sus 10 reformas estructurales.

Solzhenitsyn proponía que la democracia en Rusia debía iniciar por la profunda transformación de sus gobierno locales, es decir, de sus municipios, no únicamente desde el poder central. Conciencia crítica de su país, todavía espera su pueblo esa transformación después de 4 presidentes –Gorbachov, Yeltsin, Médvedev y Putin-, pues tenía razón: La alternancia no es democracia, ésta debe forjarse, ejemplificarse, desde y junto a la autoridad más a la mano de la gente, hombres y mujeres de todas las edades, todas las condiciones.

México, tan piramidal y desde muchos siglos antes que Moscú, padece el mismo error desde el retorno a la democracia en 2000.

Y el PRI, ese igualmente tenebroso remedo de Politburó, resulta el menos indicado para solucionarlo.

*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. Aquí en su blog, su Twitter (@Acrofobos) y su columna en Facebook (El desprendimiento del iceberg) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.