“¿Por qué la memoria incluirá todo,
incluso lo que queremos, debemos y tenemos que olvidar?”
A finales de septiembre de 1999, sentado en uno de los pupitres de la primera fila del salón del 1er. semestre de la Licenciatura en Comunicación de la Juárez Autónoma en la que estudié, empapado, me acuerdo, de una llovizna pertinaz que luego plasmé en un relato y una canción, inicié en la misma libreta donde la conservo el borrador inicial de A unos pasos de mi muerte, una novela inédita y estúpida.