A).- Emplea todos los instrumentos intelectuales a su alcance, sofisticados o populares, los contrasta, evalúa, aplica, para evitar las trampas, y establece opciones por si algo falla.
En México, se va con la finta mediante unas grabaciones telefónicas obtenidas por espionaje ilegal, y, en vez de cerrar filas para presionar el retiro del registro, se une a las humillaciones públicas, permitiendo justo lo contrario de su objetivo. Hoy, ese partido, el Patiño Verde que conjuró la amenaza gracias a su socio en el gobierno federal, con menos votos ganó una bancada más amplia.
Breve (e innecesario) manual para las y los votantes
La respuesta de la ciudadanía de la capital de Veracruz al circo político-mediático-electoral.
Los puntos que leerán a continuación YA LOS SABEN. El único propósito de este texto es recordárselos, para que después no pase lo que en 2012: Crítica, crítica y mucha crítica… pero volvió el PRI; y entonces, no tenga que recordárselas.
De nada ¡Bon appétit!.
1.– Los candidatos se le harán conocidos. Nada de rostros nuevos ni sangre fresca. O ya tuvo cargo o es un famoso.
Si por lo primero no lo recuerda, no se preocupe: Porque justamente no le conviene ser recordado es que muchos políticos saltan de cargo en cargo.
En cualquier caso, por favor, vote por quien tenga preparación.
Ejercicio de memoria: Google. Ponga el nombre de los candidato. Le aseguro que saldrán noticias –buenas y malas-, fotografías, preparación, de todo. Evalúe.
2.– Lo que usted verá tapizando su ciudad, su tele, su radio y su Internet se llama propaganda. O sea, publicidad tan bonita e insistente como la de Genoma Lab (el brazo farmacéutico de Televisa) con sus productos-milagro: Asepxia, Cicatricure, Metaboltonics, etc. Cómo la aprueba tan rápido la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) permanece en el misterio.
Publicidad al fin, está hecha para vender, para que usted compre al candidato de su preferencia diciendo lo guapo, inteligente, decidido y “diferente” que es en comparación a los demás.
Sólo hay una regla: El que más se anuncia es el peor de todos, pues, igual a los productos-milagro, urge que le crean. Si no ve a ciertos partidos, o quiere que crea lo contrario –por anunciarse menos son menos transas– o están ocupando el dinero en otras cosas.
Ejercicio de memoria: No crea en todo lo que dice la publicidad. Busque a los críticos de cada candidato. Ríase. Compare.
3.– Los costos de campaña se pagan con sus impuestos. Si en un evento reparten playeras, gorras, lapiceros y demás, las prendas y lo que vayan a serigrafiar (logotipo, eslogan, etc.) lo pagaron sus impuestos. Si son de molinos pa’rriba, igual.
También incluye a toda la publicidad: Los actores, el director, los “creativos” de imagen y discurso, los técnicos, en fin. Y a la compra final: En Tenosique, hace 6 años, camionetas del PRI, a plena luz del día de la elección, practicaban “levantones” de mil pesos por votante, billete en mano.
No, no era “dinero del PRI”. Todos los partidos políticos reciben financiamiento de nuestros impuestos, pues a ninguno le alcanza con “lo que sea su voluntad” de los militantes.
Lo mismo con los gobiernos, que hasta que detengan programas sociales seguirán repartiendo: Las teles HD para el “apagón analógico” del PRI; los microcréditos del PAN; los útiles escolares del PRD, salieron del dinero que les dio usted como predial, tenencia, caseta de peaje, agua, luz, IVA, ISR, etcétera.
Ejercicio de memoria: Tómelo, disfrútelo, sin olvidar que la baratija no mejorará su calidad de vida y que su voto sigue siendo muy suyo.
4.– Todos los políticos son, para citar a Plinio Apuleyo Mendoza y a Carlos Alberto Montaner, vendedores de sueños. Todos.
Cuando AMLO sostiene que lo anterior es un argumento para no votar por él ni por MORENA, su partido, por “ponerlos en la misma bolsa”, le recuerdo que MORENA todavía no ha logrado nada significativo como para que ahora venda realidades.
Peor si quisiera concluir que basta con su ejemplo en el DF para dar a MORENA su cariz redentor: Ni su gobierno en el DF fue impoluto ni –en todo caso– garantiza que MORENA por entero será perfecto.
Además, lo obvio: Es temporada de promesas, no de hechos, de sueños, no de realidades.
Ningún candidato puede firmar ante notario que mejorará la libertad de expresión, que ampliará el reconocimiento a los derechos de minorías –si a veces no lo hace con los de las mayorías-, que creará empleos perdurables, a abrir un negocio, que erradicará tramitología y gravámenes para facilitar la apertura de un negocio, que curará el cáncer de la corrupción propia y ajena, que legalizará las drogas para enfocarse en los delitos mayores del crimen organizado, que borrará toda discriminación, excepto la positiva, que levantará los servicios públicos, desde las ambiguas de educación y salud hasta las concretas de acceso al agua potable y respuesta eficaz ante las inundaciones.
Por favor, madure: Construir un distribuidor vial no lo ayuda siquiera en lo vial: La tendencia actual apunta a brindar más facilidades para usar menos el vehículo.
Abrir una escuela no da más puntos en ENLACE. Inaugurar un hospital no conlleva a mejores médicos ni medicinas. Comprar más patrullas no propicia más seguridad y de remodelar una cancha no brotan Chicharitos.
Ejercicio de memoria: Piense en todos los problemas que, salvo lo que puede lograr por su cuenta, dependan del gobierno. Pregúntele a su candidato cómo, cuándo y sobre todo con quién y con cuánto piensa resolverlo. Vote según la prontitud y la calidad de su respuesta.
5.- A propósito: Su vendedor de sueños, es decir, su candidato, en realidad vende su obligación y su trabajo.
Un distribuidor vial, una escuela, un hospital, una cancha, leyes de veras más óptimas, justicia de veras justa: Todas esas cosas las tiene que hacer, las prometa o no: Para eso se busca el cargo, para eso le pagamos, y muy bien, de nuestras contribuciones.
Ni modo que confiese que únicamente hace campaña para enriquecerse, enriquecer a su familia, a sus amigos, al Partido.
Ejercicio de memoria: Aunque cueste un poquito, léase la Constitución y la legislación del estado y del municipio en que vive. Enrevesada y prolija, ahí están todas las responsabilidades de su candidato si obtiene el puesto. Lo demás sí sería su compromiso de campaña. Si su candidato ya ostentó un cargo, exíjale más, pues seguro presume su “experiencia”.
¡Ah! Y no olvide la parte que dice “si no lo hiciere, que el pueblo me lo demande”.
6.– La reelección, como la fortuna de Raúl Salinas de Gortari, ya es legal (las bodas gay y la marihuana medicinal todavía no, pero usted aguante). Los mismos vendedores de sueños nos la ofrecieron como “premio o castigo” al desempeño.
Así que el alcalde y el diputado local y federal –y de paso, los «pluris»– que elija muy probablemente pretenda permanecer el tope de períodos consecutivos que fija la ley (4, o sea, hasta 12 años).
Por supuesto hay reglas, pero los mexicanos sabemos que se hicieron para romperse. Sin reelección, Carlos Romero Deschamps, todopoderoso jeque sindical petrolero, lleva 35 años de congresista. Por el PRI, claro, como Dios manda.
Si ya hizo el Ejercicio de Memoria 1, descubrirá que el chapulinismo (saltar de diputado a alcalde y/o viceversa) es el tramposo equivalente de la flamante reelección.
Ejercicio de memoria: Después de consultar, criticar y comparar, vote por alguien que NO haya ocupado ningún cargo, así sean todos los de la boleta.
Recomendaciones finales: NO anule su voto, anule la competencia. El abstencionismo sería lo peor: El INE, con sólo 4 de cada 10 que voten, legitima una elección.
Mejor vaya a su casilla -¡Pero vaya!- y vote, siguiendo este manual. El INE anulará elecciones donde 6 de cada 10 expresaran su insatisfacción en la boleta. De veras: Todavía conserva poder de decisión el no decidirse por ninguno.
Pero nadie se lo dirá: Les arruina el negocio.
*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro). Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. En sus blogs (Aquí y en El desprendimiento del iceberg) y su Twitter (#AhoraResulta por @Acrofobos) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.
Informitis
Una perla: Ramón Guerrero Martínez rinde informe sobre su gobierno municipal en Puerto Vallarta, Jalisco, sin Cabildo pero con pantalla y pasarela en hotel de lujo. Y dijo que el 94 % votó por la ratificación de su mandato…
¿Los han visto en el cine, en espectaculares frente a los teatros, en el parque, en la TV, en los transbuses, en las aceras, bajo un árbol o un poste de luz?
Yo sí, como el poema de Jaime Sabines: Los he visto querer anticipadamente y también muy a menudo, a ellos, a los enamorados… del erario público.
Ofreciendo, todos, la última versión de su invisible sátiro para los muslos separados de sus ciudadanos: El informe de labores.
Aquello que era coto presidencial –y de uno que otro góber-, hoy es la excusa perfecta para autoelogiarse, autopromoverse y autorizarse recursos en difundir aspiraciones electorales.
Hoy son los anuncios en radio y TV, cartelones por toda la infraestructura urbana, inserciones en medios impresos, rediseño de la página institucional en Internet, entrevistas en noticieros, visitas a programas diversos, correos electrónicos, bombardeo en redes sociales, un largo y costoso etcétera, durante 13 días.
Y, claro, cómo no, el evento, el magno evento, por todo lo alto, con la imagen, el nombre, el cargo, los colores, el eslogan, invitaciones a personalidades y a periodistas, amigos y enemigos, ratificaciones o despedidas, saludos u omisiones, pero siempre algo qué decir.
Informes de labores que son el nuevo frente de disputa mediático-electoral, el segundo está por abrirse: Las prerrogativas de partido, que inauguró, sí, Andrés Manuel López Obrador, continúan los Verdes y estrena, con toda malicia, Ricardo Anaya, del PAN.
Informes que reguló el IFE (q.e.p.d.), no el IFAI, y perpetua el INE, a medio caballo entre la restricción/permisividad política y el derecho de los ciudadanos, particularmente el último cuatrimestre del año: Hasta el último regidor del municipio más recóndito de México puede organizar su rendición de cuentas, saturando su imagen más que notificando alguna novedad.
Lo que era cerco al descarado uso de dinero de los impuestos se volvió un legitimado uso de dinero, con la salvedad que dentro de ese cerco existe manga ancha: Dispendio en medios y producciones publicitarias, impresas y electrónicas; montaje caro de escenografía y ambientación; y toda clase de declaraciones, posicionamientos y palinodias, la mayoría de ellas completamente ajenas al propósito original: Informar.
Por supuesto, toda esa propaganda –ninguno del bolsillo personal– NO es obligatoria. Lo es informar, pero existen muchas vías, tampoco ninguna de ellas empleada con oportunidad, transparencia y completitud.
¿Pruebas? Por el momento, ningún portal oficial, del gobierno que quiera, del partido que quiera, del nivel que quiera, ha divulgado el monto invertido en la campaña y el evento de Informe, ni mostrado las facturas correspondientes, datos que por ley deben suministrarse.
Es decir, según la legislación en la materia, pertenece a la “información mínima de oficio” que toda institución debe entregar sin que se lo pidan.
Corrijo: Sin la trampa de la petición. Argucia que se inventó en México para ocultar archivos tan elementales como los recibos de pago y de cobro que nos dirían, por mencionar algo: Hasta que usted lo pida –y después de meses y oficios-, se le responderá (lo cual es muy distinto de se le dará).
Repito: Nadie, ni siquiera los diputados –locales y federales– y senadores, que se han convertido en adictos en esta nueva moda, han revelado cuánto y con qué gastaron en posar para la foto, antes, durante y después.
Y eso que El Evento se organiza una vez al año únicamente.
Tampoco dicho gastazo implica que los informes se encuentren en la medida que merecemos los ciudadanos, tanto del desempeño de su funcionario, como del respeto a nuestra inteligencia.
La simple omisión de evidencias que sustenten las estadísticas bellamente adornadas de retórica en los informes (el ocultamiento de lo erogado para La Fiesta misma), el escamoteo de cifras y su origen real (anunciar como logro municipal un programa federal ya en curso, incluyendo los recursos destinados para ello), la obsesión por el contraste desenterrada del olvido (comparar números de leyes propuestas y aprobadas, y de ciudadanos atendidos por gestión, con los de congresos anteriores y otros legisladores), el sesgo de la verdadera naturaleza de la administración pública (“la mayor inversión en obra pública en la historia”, que con ser sólo de un millón más ya rompe récord, aunque con costos actuales alcance nomás para 3 obras) y, en fin, el deseo de parecer que se trabaja sin ratificarlo plena y objetivamente dan como resultado espectáculos tan vacíos, ridículos e improductivos como lo es la egolatría itself.
Ya sabemos que anunciar y aun entregar un documento no es informar. También, que colocarlo en portales web no es garantía de fiabilidad.
Lo que no sabemos –o pareciera que queremos ignorar- es que su contenido y su “presentación en sociedad” no son más que el trabajo obligatorio, dentro de sus competencias, de los funcionarios a los que se les paga, y muy bien, para emprenderlo.
Que los instrumentos de medición, esos famosos indicadores, pueden calibrarse a modo de quien informa.
Que revisiones a posteriori llegan a desmentir, palabra por palabra, anexo por anexo, los “resultados”, como ocurrió con las auditorías a los gobiernos estatal de Andrés Granier y municipal de Jesús Alí, por exponer casos locales.
Y que buena culpa de ello la tenemos nosotros, los ciudadanos, por esperar que los medios –plagados de intereses particulares– hagan por nosotros nuestra tarea de fiscalización día a día.
Por votar por esos engendros, que nos rinden cuentas poco y mal, cada que aparecen en la boleta, tal como lo anunciaron en su Informe anterior.
¿Deben suspenderse los informes de labores?
No, sólo su parafernalia. Y limitarse a las comprobaciones físicas con que se confeccionen: No se vale decir que se “rescataron espacios públicos” sin los papeles suficientes, sellados y firmados, para disipar la vaguedad que ese concepto conlleva.
Al fin y al cabo, el Informe, insisto, no es más que su chamba, un parte de guerra al que no deberían ofrendarle un día especial.
Deben, sí, frenarse esos circos que, no lo olvido, sirvieron como detonador para horrores similares a los que vivieron 43 ciudadanos guerrerenses a finales de septiembre.
Todavía ningún informe ha dado cuenta de ellos.
*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro). Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. Aquí en su blog y en su Twitter (@Acrofobos) se pueden hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.