Benito Pablo Juárez García pudo ser el nombre de cualquier funcionario público, el de un taxista, el de un conductor de noticieros, el de un estudiante o maestro, el de un literato ganador del Premio Cervantes o un químico ganador del Nobel. Pero resulta que le es otorgado a cientos de miles de villas, poblados y rancherías o simples puntos de cruces carreteros en México, a infinidad de insospechables galardones y reconocimientos nacionales, e inclusive internacionales, a instituciones públicas de educación y, sobretodo, a una imagen popular de reivindicación autóctona. Seguir leyendo «Échame a mí la culpa de tu desgracia»