
Nadie, ni en sus más violentos sueños guajiros, ha protestado frente a las oficinas del Comité Olímpico Internacional en Lausana para reclamar, en la final de los 100 metros planos de los Juegos de Verano, la mitad de los carriles para las mujeres.
No les falta razón: Según las marcas actuales, el tercer hombre más rápido llegaría medio segundo antes que la mujer más rápida. Es decir, todo el medallero sería masculino incluso con esta imaginaria «cesión» para las damas.