Las evocaciones del éxodo: Jenny and The Mexicats
Queridos Jenny, Pantera, David e Icho:
He escuchado, de ida y vuelta, los 43 minutos y medio de su segundo álbum Ome, para luego escribirles y felicitarlos por lo mismo que otros les reprocharán: Por preservarse, que no es igual a repetirse.
Si no lo mencioné antes, aprovecho: Son el primer meme (gen cultural) de la música latinoamericana en el siglo XXI.
Me explico: No son Herb Alpert en Fandango, el disco que le produjo el gran compositor Juan Carlos Calderón; no son Fiorella Mannoia “jazzeando” trova cubana en Piccola serenata diurna; no son la salsa de la académica y japonesa Orquesta de la luz; ni el gran destello nacional llamado Espuma y Terciopelo.
Tampoco son “una banda bilingüe con estilos de 2 continentes” al que los confinan sus propias notas de producción. Cantar en un idioma ajeno al natural ya lo hace el crossover latino (Shakira desde acá y Laura Pausini desde allá, por poner 2 ejemplos) y ejecutar unos instrumentos y unos acordes no los hace por sí solos “pluriculturales”.
A partir del resultado de sus propias confluencias personales y artísticas, concentran un pedazo de cosmovisión musical muy nutrido de sus propios gustos –y quizá esto es lo más significativo-, muy original pero, sobre todo, aludiendo a su primera canción, muy frenético en sus expresiones.
Sus raíces, el fondo que los une a sus orígenes y entre ustedes después de tantas migraciones, se reflejan en esos gustos y se han injertado en el intercambio de generaciones, de géneros y de preferencias hasta los frutos que se disfrutan a varios niveles:
Las piezas de Jenny en solitario, lo más R&B, aún Soul del disco, traen oleadas de quejío (En este momento) y de Reggae (Me and my man) y refrescan el concepto de intimista (Head in muy heart), de viaje por la nostalgia, por los idiomas y por el erotismo (On the hill y su fraseo Bebop, Back to basics y su capella susurrada), desde la perspectiva de una mujer.
Está la rondalla y el bolero chicano tipo Los Lobos en No dejes de quererme, el sentido social y Air Supply en Boulevard, el coro circense de balalaika en Frenético ritmo, el Caribe sincopado en I will go, La Bamba en el contrabajo inicial de Sasha y Esteban, la necesidad de vagabundear –o parar de hacerlo– en Duele al caminar.
Incluso su contribución a la antología versionada sobre ABBA, Dancing queen, se eleva excepcionalmente a lo que pretendió ser: Voules-vouz es, más que imitación, un auténtico homenaje que suena al Miami Sound Machine y a los grupos de disco mexicano de los 70’s y 80’s.
Sonidos de una escena así: En un salón de clases, unos chavos se juntan espontáneamente para un toquín; de repente, alguien se le ocurre un acorde sin relación pero que agrada, por el chiste y por el recuerdo. Espontaneidad al servicio del jamming al servicio de la improvisación.
Evocaciones vibrantes, ineludibles, de sus respectivos éxodos -geográficos y melódicos- por América y Europa.
Las comparaciones son odiosas, pero necesarias y en su caso sólo existe la referencia de su trabajo anterior: Perdieron aquella línea metalera-electrónica (The song for the UV House Mouse, Anthem song) derivando a algo más acústico aunque se extraña, tanto como el acento británico –más perceptible por oírse más cockney–, la sordina de Flor y el poderoso requinto de Pantera en Even it out, que haría las delicias de ese otro insólito meme cultural llamado Manuel M. Ponce: Tan imposible como un Chet Baker, un blanco interpretando jazz con una trompeta, es un mexicano componiendo bulerías sinfónicas en su Concierto del Sur (1941).
(Por cierto, banda, olvidaron que ya vivimos en una aldea global: Circulan por Internet sus originales de I wil go y Even it out , de sus tiempos en el tablao madrileño, y debo decir que, en comparación a lo hecho aquí, son otras pérdidas para este disco).
Algunos arreglos –recalco: arreglos, no canciones- suenan forzados (Boulevard, Sasha y Esteban, Labios y el tramo rockabilly de On the hill), en 2 aspectos: “Miren, esto va a ser una cumbia, esto una rumba, y las pondremos aquí”, y “al público, lo que pida”.
Sin olvidar que esto es un negocio (Su Me voy a ir como jingle de un comercial de refresco), al respecto mejor consigno las palabras de Enrique Bunbury al despedirse de Gustavo Cerati, a propósito de lo que compartieron: “La incomprensión y tozudez de parte del público que preferían repitiésemos esquemas pasados o fórmulas que nos otorgaron el éxito global”.
Ome destila una exquisitez sencilla, altamente reposada y poética, con letras profundamente genuinas, ingeniosas y arriesgadas: ¿Es válido producir una canción dedicada a las mascotas? Claro: Además de que el “alma niña” es la más creativa, ésas son las preguntas que, en estos días en estas latitudes, ya no se formulan, ¡Y qué bueno!
Sólo lamento informarles la mala noticia: Su brillo, como el de las estrellas más refulgentes, sólo se distinguirá al paso del tiempo, al erosionarse las modas y las etiquetas que quieren compartimentarlos en “alternativos”, al descubrir que lo suyo es verdadero arte musical.
Justo igual que con los memes culturales: Cuando la mayoría se esté peleando por conseguir sus primeros discos –el anterior y éste-, yo seguiré tronando mis dedos frente al reproductor “analógico” de CD’s mientras los gozo una y otra vez.
ATTE
Alejandro
P.D.: ¡Qué grata revelación fueron las acuarelas de Pantera -físicas o digitales, no lo sé todavía- para el arte de su álbum, por el concepto y por la paleta de colores!
P.D. 2: No pretendo ser otro “Gabo-hablando-de-Shakira” ni otro desquiciado Mexifan: Sólo es una carta honesta, inspirada en su talento, de un melómano algo enterado.
*Escritor y periodista mexicano (Villahermosa, 1982). Ganador del Primer Concurso de Ficción Playboy 2008, nominado al Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2010. Reconocido por la UJAT en 2002 (Premio Universitario de Ensayo sobre Benito Juárez) y en 2009 (Premio de Cuento de la Feria Universitaria del Libro).
Ha publicado artículos sobre temas variados y relatos de ficción en diversos diarios y revistas locales y nacionales. Aquí en su blog, su Twitter (@Acrofobos) y su columna en Facebook (El desprendimiento del iceberg) se puede hallar el despliegue de su obra literaria y periodística.
Ante todo, gracias por tu visita, tu comentario y tu difusión, Arturo… las letras susurradas son de la segunda parte de la canción después del estribillo. Primero susurra: «Go burn this city down», luego: «Go burn me to this ground». Traducido el coro completo dice: «Regresa a lo básico/ve y quema esta ciudad/Regresa a lo básico/ve y quémame sobre el césped». El tema evoca cómo la mujer desea -en algún punto- ser amada de manera puramente erótica, sin romanticismos…. saludos y no dejes de compartir este Blog
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Acertivo ,aunque en mi apreciación la crisis artística que sufre México y la música que en el se escucha , pudiera ser que la propuesta pueda crecer aún más de lo que ya esta haciendo. Tal vez es muy soñador pero cuando más negro se ve la noche es cuando era a punto de la puesta de sol.
Muy buena música !
Pd. Aún me cuesta traducir algunas cosas susurradas de back to basics. Me podrás ayudar con la letra?
Abrazos
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